En No hables con extraños, el miedo no es un monstruo ni una figura de pesadilla. Es una pareja en apariencia amable y además, buenos padres, que, lentamente, se convierten en una amenaza real. Lo que es aún más escalofriante, en una prueba de resistencia a los recursos mentales y físicos de la pareja que intenta enfrentarles y salvar la vida. A la vez, en una exploración tétrica acerca del mal y la violencia que no necesita de armas para convertirse en un peligro mortal. Un tropo clásico de las películas de terror.
Por supuesto, la premisa de la cinta de James Watkins, no es nueva. Ya en su versión danesa, a cargo de Christian Tafdrup, la posibilidad de un mal aterrador detrás de escenas cotidianas era su punto más fuerte. Pero, lo cierto es que el cine de todas las épocas, ha reflexionado acerca de la idea de un tipo de violencia y crueldad, que no tenga origen sobrenatural. Desde Psicosis, de Alfred Hitchcock, hasta El silencio de los corderos, de Jonathan Demme. Buena parte del cine contemporáneo analiza el horror desde puntos de vista menos directos y gráficos, más emparentados con lo que el ser humano esconde en su interior.
Para demostrarlo, te dejamos cinco películas de terror psicológico que jugarán con tu mente para ver si te gustó No hables con extraños. De la posibilidad de niños capaces de las peores atrocidades a una madre que debe luchar contra el miedo, el trauma y quizás, contra sí misma. Toda una colección para los que están convencidos de que la peor oscuridad, no está en lo sobrenatural, sino en las acciones humanas. El gran y retorcido mensaje que deja a su paso este grupo de cintas.
The Innocents
El director noruego Eskil Vogt tomó el tropo de terror que explora a los niños aterradores y lo llevó a un nivel por completo nuevo. Y lo hace, además, meditando en la posibilidad que el ser humano tenga un instinto, incluso precoz, para la maldad, la violencia y la destrucción. Todo a través de Ida (Rakel Lenora Flottum), una pequeña de nueve, cuya familia se muda a un barrio cualquiera de Oslo durante las vacaciones de un verano rutinario.
Pero pronto, Ida descubre que no es una niña común, ni tampoco, sus recién conocidos compañeros de juego. Juntos, no solo tienen poderes extraordinarios. También, una libertad inaudita que les llevará a cometer todo tipo de actos siniestros a medida que se hace evidente, que las nuevas habilidades demuestra que a pesar de su edad, los niños pueden ser brutales. Tanto como para mutilar o matar sin culpa.
Plantear la maldad infantil no es un tema sencillo y Eskil Vogt lo hace con una mirada fría que resulta incómoda y escalofriante. Para su terrorífico final, una cosa queda clara. El horror no tiene límites en el ser humano. Ya sea para sentirlo o provocarlo. Un elemento que esta película de terror psicológico muestra con inteligencia. Algo que comparte con No hables con extraños.
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