Lansing, Michigan. Los acuerdos provisionales sobre nuevos contratos colectivos logrados por el sindicato automotor (UAW) con Ford, General Motors y Stellantis no sólo ofrecen incrementos salariales y en beneficios sin precedente a los agremiados, sino garantizan que trabajadores que serán contratados en una nueva planta de baterías eléctricas serán incorporados al sindicato, y resucitan el primero de mayo –fecha que nace aquí, pero no es reconocida– para acciones sindicales coordinadas en el futuro.
Después del anuncio del triunfo –provisional hasta que sea ratificado por las bases sindicales–, el presidente del UAW, Shawn Fain, informó que los tres acuerdos expiraran el 30 de abril de 2028. “Eso nos permitirá estallar una huelga el primero de mayo, Día Internacional de los Trabajadores.
Invitamos a sindicatos alrededor del país a alinear el vencimiento de sus contratos con los nuestros para que juntos podamos ejercer nuestros músculos colectivos. Si en verdad nos vamos enfrentar a la clase multimillonaria y reconstruir la economía para que empiece a funcionar en beneficio de los muchos y no los pocos, entonces es importante que no sólo realicemos huelgas, sino que lo hagamos juntos.
La extraordinaria huelga de seis semanas contra plantas seleccionadas de las tres principales empresas automotrices del país ha resultado en incrementos salariales de más de 30 por ciento, restauración de incrementos ligados al costo de la vida, eliminación del sistema de contratación de dos niveles que dejaba a nuevos trabajadores con salarios significativamente menores, y mayores beneficios para los jubilados. Sin embargo, el dirigente nacional dejó claro que el sindicato tiene metas más amplias.
Planeamos organizar como nunca antes
, afirmó antes de anunciar que para 2028 el UAW, el cual hoy representa a trabajadores en tres empresas automotrices, busca agremiar a empleados en dos o tres
empresas más del sector.
Eso es clave para el futuro del UAW. Hace cuatro décadas, agremiaba a 1.5 millones de trabajadores en casi todas las fábricas automotrices en Estados Unidos. Hoy día, ese sindicato representa sólo a 400 mil y sólo la mitad de ellos en la industria automotriz.
Fain y su equipo no ocultan su deseo de sindicalizar a trabajadores en plantas estadunidenses de BMW, Toyota, Volkswagen, Mercedes-Benz y Tesla. El triunfo de la huelga y sus incrementos sustantivos en salarios y beneficios seguramente ayudarán. La publicación independiente Labor Notes reportó esta semana que Toyota aparentemente tenía esta amenaza en mente cuando anunció que sus trabajadores en su planta estadunidense no sindicalizada recibirán un incremento salarial de 9 por ciento y que reducirá el plazo en que un trabajador alcanzará el nivel máximo salarial, logros que obtuvo el UAW en las tres empresas este mes.
Más allá del reto frente a fábricas no sindicalizadas, otra amenaza para el UAW son las implicaciones de la nueva era de vehículos eléctricos, los cuales requieren 40 por ciento menos mano de obra que un vehículo de motor de gasolina. Por eso los agremiados del sindicato automotor estaban particularmente entusiasmados de que el nuevo acuerdo con General Motors obliga que los trabajadores en la nueva planta de baterías eléctricas, Ultium Cells, con sede en Lansing, también serán incorporada al UAW cuando sea completada el próximo año.
Esa planta de baterías será enorme. Tener a esos trabajadores en el sindicato será clave para nuestro futuro
, comentó un trabajador que pidió el anonimato a La Jornada.
Sin embargo, aun con estos triunfos la organización de los trabajadores en nuevas fábricas no será fácil. Las leyes laborales en varios estados del sur de Estados Unidos están diseñadas para dificultar la labor sindical y, a nivel federal, la agencias gubernamentales encargadas de aplicar las leyes laborales, incluyendo el derecho mismo de sindicalización –por ejemplo, evitar que las empresas despidan a trabajadores que intentan organizar sindicatos– son muy débiles. Organizadores sindicales dicen que esa es otra razón por la cual el presidente del UAW, Shawn Fain, ha intentado construir alianzas con otros sindicatos y buscar establecer el escenario para una huelga general multindustiral para el primero de mayo de 2028.
Hasta muy recientemente, muchos sindicatos estadunidenses han sido renuentes a estallar huelgas y ninguno de los gremios nacionales más grandes se han atrevido a emplazar una huelga general desde los años 30 del siglo pasado. Ese llamado es otro indicador de que los sindicatos están cambiando, con el gremio automotor como mejor ejemplo. Fain fue electo presidente del UAW en marzo de este año, encabezó una planilla reformista que criticaba al liderazgo tradicional por estar fuera de contacto con sus filas, sin voluntad de armar alianzas con otras fuerzas y por no emprender acciones para huelgas.
De hecho, Fain es el primer presidente electo por voto directo de los agremiados (en el pasado la práctica era que sólo los delegados en una convención podrían votar). La democratización de ese sindicato también fue nutrida por la ira generada por escándalos de corrupción de más de una docena de dirigentes nacionales, incluyendo dos presidentes, quienes fueron finalmente condenados penalmente por estafas de más de un millón de dólares de fondos del sindicato (uno gastó más de 13 mil dólares de los agremiados en puros en un solo día).
En contraste, muchos otros sindicatos en el país, sobre todo de las ramas industriales, están encabezados por cúpulas que han permanecido en el poder por mucho tiempo, son renuentes a estallar huelgas o confrontar a sus patrones. Según el gobierno estadunidense, sólo 6 por ciento de la fuerza laboral del sector privado, comparado con 33 del sector público, está sindicalizado en la actualidad.
Fain ha dejado en claro las metas del sindicato: “El contrato se trata más que sólo de avances económicos para los trabajadores de la industria automotriz. Es un parteaguas en la guerra de clases que se ha estado peleando en este país durante las últimas cuatro décadas. Por demasiado tiempo… la gente de la clase trabajadora ha estado perdiendo”. Es un llamado de la nueva dirigencia del UAW a los demás a resucitar, junto con el primero de mayo, el movimiento laboral del país.