El ciudadano de estos años dosmiles se siente sacudido por lo bélico y lo telúrico. Las imágenes están en los televisores del mundo. Es la presencia arrolladora de la furia: la explosiva y la eólica.
La guerra estalla en tierras de hostilidad en tensión. Los ciclones avasalladores dan la sorpresa de no degradarse, sino apresurarse a alcanzar los cinco grados de peligrosidad.
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Ambas violencias destruyen y matan. Ruinas y víctimas se suman a los desplazamientos sin rumbo y en total carencia. Es una quiebra provocada por salvajismo en un tiempo de avance tecnológico impresionante.
LOS HORIZONTES ACTUALES
Se ven nubarrones en el horizonte por el desacuerdo hermético de las naciones en pugna y la insolvencia para cubrir los gastos de la reconstrucción de la ciudad devastada. En Medio Oriente se ha utilizado la amenaza que genera el miedo y se responde al ataque con venganza. La represalia es desmedida e implacable. Va contra las vidas humanas sin importar los daños colaterales. Así se llega a bombardear hospitales y refugios. Se sacrifican vidas infantiles inocentes sólo por estar en territorio que se juzga enemigo.
Las dos guerras y el huracán provocan temor a la expansión y a la insuficiencia para atender las necesidades de la ciudad turística desmoronada.
Urgen ceses al fuego, acuerdos de paz y gran y gran confluencia de acciones y donaciones mundiales para que Acapulco pueda resurgir con renovación y mejoría.
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TRASCENDENCIA DE CERECERO
En aquella pequeña revista periódica había siempre una portada de Cerecero. Era un momento presente de una vida. Quedaba inmovilizada para la eternidad. Encarnaba un mensaje de empatía, de protesta, de admiración para aplaudir o abuchear. Para sonreír o hasta lagrimear. Algunas veces era el pintor el que enviaba la imagen para que el escritor la ungiera de palabras y la convirtiera en mensaje. Otras veces, le llegaba ya una redacción completa. Guiaba la genialidad de sus pinceladas haciendo que las palabras leídas se transformaran en vida congelada, inmóvil y, al mismo tiempo, dinámica y expresiva
Lo que Eloy pintó en su tiempo y en la tierra, está aureolado ahora de trascendencia, con tonalidades gloriosas y matices de resurrección.
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RENACIMIENTO
“¿Y ti qué te dejó el Día de los Difuntos?”, pregunta Daniel desde su moto a Elvira que está sentada en una banca de la plaza. Ella le responde: “Pues mira. Esto no es vida. Es sólo un entrenamiento. No has nacido todavía a la verdadera vida. Somos todos como gusanos que pasaron a ser crisálidas. Todavía no estrenamos nuestro vuelo de mariposa monarca” Agradeció Daniel y se alejó acelerando su moto…