Las calles de muchas ciudades de Estados Unidos están enfrentando un problema social que cada año se incrementa, que es la dolorosa situaciones de personas sin hogar (conocidos en inglés como homeless).
Dicha circunstancia afectó a medio millón de personas en todo el país, durante 2022. La mayor tasa se registra en el estado de California.
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Al mismo tiempo, hay una política de hogar primero (housing first) que ha causado disputada entre demócratas y republicanos.
Ya que los primeros la defienden y los segundos piden que se debe exigir sobriedad a quien se entregue un techo.
La situación de personas sin hogar, o homelessness, está emergiendo como narrativa política en elecciones locales alrededor del país, debido a un aumento del 3% entre 2020 y 2022 en la cantidad de personas que viven en la calle, con aumentos marcados en California (6%), Arizona (23%) y Oregon (22.5%), estados con algunos de los alquileres más altos.
Reclamos sobre el homelessness y la criminalidad, entre otros temas, llevaron a una elección revocatoria en California para sacar al gobernador Gavin Newsom.
Según el Censo anual del Departamento de Vivienda y Desarrollo Social (HUD por sus siglas en inglés), 582,462 personas –18 de cada 10,000 personas en Estados Unidos– fueron homeless (personas sin hogar) en 2022 en Estados Unidos.
Un 60% de esas personas se encontraban en refugios de emergencia (emergency shelters) o programas de vivienda transitoria (transitional housing programs), mientras que el otro 40% vivía en la calle. El último sondeo se realizó en febrero y marzo de 2022.
Esos números no son exactos porque si las personas no son visibles en la calle, no se incluyen en las cifras. Al realizarse en invierno, muchos expertos dicen que aumenta la probabilidad de omitir gente.
Más de la mitad de esas personas sin hogar se encontraban en 4 de los 50 estados del país, con la mayoría en California y Nueva York. California tiene la tasa más alta de homeless: 44 de cada 100,000 habitantes no tienen hogar. Los siguientes estados con mayores tasas son Vermont, Oregon y Hawai.
Es casi inevitable que surja el tema de las drogas cuando se discute el tema de las personas sin hogar. Sin embargo, los expertos dicen que se exagera el vínculo de causalidad entre las dos.
“Hay mucha desinformación en torno a la cantidad de personas con trastorno por uso de sustancias (SUD) y trastornos mentales. La mayoría de las personas en situación de calle están en la calle por factores económicos”, dijo Melissa Chinchilla, investigadora especialista en homelessness en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), en una entrevista con Factchequeado.
LAS POSIBLES SOLUCIONES
Hay un debate intenso entre demócratas y republicanos acerca de la solución al homelessness, que tiende a concentrarse en grandes ciudades, donde suelen elegir a dirigentes demócratas.
Ese debate es en torno a housing first (primero hogar), política nacional que desde hace varias décadas estipula que la sobriedad no es un requisito para acceder a la vivienda. Primero, se le provee a la persona sin hogar un techo y luego se pueden tratar otros temas, como los trastornos mentales o por uso de sustancias y la falta de trabajo.
En los últimos años, al ver que el problema estaba empeorando en vez de mejorando, varios republicanos introdujeron la idea del treatment first (primero tratamiento), la idea de que hay que plantear la sobriedad como requisito antes de proveer una vivienda gratuita.
Hay varios reportes que demuestran que al proveer una vivienda sin barreras, las personas son menos propensas a regresar a la calle, aunque otro reporte de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de 2018 dice que los estudios que demuestran mejora en la salud de esos participantes no son concluyentes.
El National Alliance to End Homelessness, destaca que el incremento que se ha observado de homelessness en los últimos años no es debido al fracaso de la política sino a la falta de viviendas, ya que no alcanzan los recursos ni en California ni en otros estados para lograr la política de primero hogar como fue diseñada.
HISTORIAS DE LAS CALLES
Lo más llamativo es que una gran cantidad de jóvenes viven esa terrible situación. Sin importar, la etnia, o clase social, y muchos de ellos, relatan que son adictos a los opioides para poder sobrellevar su circunstancia.
Como es expuesto en el canal de YouTube; “Tales from the streets”, en el que se entrevistan a personas de la ciudad de Phoenix en situación de calle.
La mayoría de los entrevistados son mujeres jóvenes de 16 a 40 años, en donde se aprecian muy afectadas, incluso físicamente, ya que muchas de ellas presentan lesiones en el rostro, que son características del uso de opioides.
Muchas de ellas reconocen sus adicciones, otras son madres solteras y narran su mala relación con su familia que hizo llevarlas a esta “pesadilla”.
Algunas cuentan que han pedido ayuda a sus padres y hermanos y ellos las han rechazado. También mencionan que sufrieron violencia doméstica y abusos.
Muchas de ellas tienen que prostituirse para poder subsistir, aunado al consumo de substancias como la droga “blue”.
¿QUÉ ES LA DROGA ‘BLUE’?
Desde 2019 a 2021, las muertes por sobredosis de fentanilo en Estados Unidos aumentaron un 94 %, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Se estima que casi 200 estadounidenses fallecen cada día por consumir esta droga. Los CDC han descrito el fentanilo como un fuerte analgésico que es hasta 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más potente que la morfina.
“El fentanilo es uno de los opioides más potentes que hay. Originalmente, nosotros lo usamos para pacientes que tienen cirugía para evitar los dolores o pacientes que tienen un dolor extremadamente fuerte, pero se usa de una forma controlada y aguda”, explica a la Voz de América el Dr. Carlos Riveros, médico general, cuya consulta principal está en Miami, Florida.
Las pastillas azules falsificadas, que a menudo se hacen pasar por pastillas legítimas de oxicodona, suelen estar contaminadas con fentanilo o compuestas enteramente del potente opioide sintético. Si bien suelen ser de color azul claro y de forma redonda, estas píldoras también pueden aparecer en otros tonos, como se ve en casos como el fentanilo arcoíris, que prevalece en las noticias recientes.
Los medicamentos llamados blues a menudo llevan números estampados en las pastillas, muy parecidos a los medicamentos recetados genuinos. Suelen tener una textura granulada, dejando un residuo polvoriento al manipularlos.
Las personas corren un alto riesgo de sufrir una sobredosis cuando consumen estas pastillas por primera vez, debido a la potencia extrema del fentanilo, que supera incluso a los opioides de calidad farmacéutica. Las sobredosis de fentanilo azul se manifiestan en una respiración más lenta, que a menudo requiere múltiples dosis de Narcan ( naloxona ), un medicamento para revertir los opioides.