La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió este martes en su último informe que la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos laborales en América Latina y el Caribe está provocando que crezcan los «trabajadores pobres», es decir, personas con empleo pero que pueden vivir bajo el umbral de la pobreza.
«Panorama laboral en América Latina y Caribe 2023», es la memoria en la que la organización analizó cómo la región va a cerrar el año en materia de empleo y cuáles son los retos para el año siguiente.
La OIT señaló que la región vive un contexto de ralentización del crecimiento económico, por lo que la creación de empleo «puede continuar estando sesgada hacia la generación de puestos informales» y con menores salarios.
En este sentido, detalló que la evolución de los ingresos reales del trabajo «ha ido crecientemente complejizándose debido a la aceleración inflacionaria y a su impacto negativo sobre el poder adquisitivo de los salarios».
Detalló que, en la mayoría de los países con información actualizada, los salarios horarios reales promedio son inferiores a los registrados antes del comienzo de la pandemia, cuatro años atrás.
«La pérdida de poder adquisitivo de los ingresos laborales hace que el ‘fenómeno del trabajador pobre’, -que significa que las personas pueden vivir en situación de pobreza aun teniendo un empleo- pueda seguir creciendo en la región», sostuvo el informe.
Agregó que considerando que los niveles de empleo en varios países han retornado a los valores prepandemia o están cercanos a ellos, «el agregado de ingresos laborales y familiares reales aún es inferior que en aquel momento».
Proyectó un escenario laboral «altamente complejo» en la región de América Latina y Caribe, un contexto en el que afirma que será necesaria la implementación y fortalecimiento de políticas para que no se extienda la realidad del «trabajador pobre», concluyó su último informe anual publicado este martes.
Con los datos mostrados, el informe concluyó que se necesitan políticas que respalden la creación de empleos, con un enfoque especial en la formalización laboral. Por otro lado, dada la presión inflacionaria, es crucial fortalecer las instituciones laborales, especialmente el salario mínimo y los mecanismos de negociación colectiva.
Un proceso en el que «el diálogo social desempeña un papel fundamental en la navegación de este camino (…) en un entorno laboral en constante cambio, donde cerrar las brechas laborales persistentes se vuelve crucial para potenciar los beneficios de las transiciones digital, demográfica y justa».