Con el propósito de concretar la certificación electrónica de mercancías cárnicas que se comercializan entre México y Estados Unidos y con ello facilitar y dar mayor seguridad a los procesos de importación y exportación, los gobiernos de ambos países firmaron una carta de intención para conformar un plan de trabajo de colaboración.
En el documento signado se establece el interés de promover la reducción progresiva del uso de papel y la adopción de herramientas digitales para mejorar la integridad, eficiencia y autenticidad de los certificados de exportación de cárnicos de ave, res, cerdo, ovino y caprino.
Este acuerdo representa la suma de esfuerzos para proteger la sanidad agropecuaria y la salud de los consumidores.
México y Estados Unidos pasaron de ser competidores en la producción de alimentos a socios complementarios.
Dado que la imposición de aranceles dejó de ser el factor preponderante para el comercio, los países deben agilizar y facilitar sus procesos, por lo que la certificación electrónica es un método eficaz para conseguirlo, ya que otorga certidumbre al proceso de comercialización y reduce costos de transacción.
La Asociación de Viticultores y Enólogos de Rusia se dirigió al Gobierno y la Duma o cámara de diputados para que impongan un arancel del 200 por ciento a los vinos de los países de la OTAN.
«Hemos tomado la decisión de dirigirnos al Gobierno y a la Duma con la petición de que refuercen las medidas de protección del mercado ruso», aseguró Alexéi Plótnikov, secretario de la asociación, a la agencia oficial RIA Nóvosti.
La principal medida que demandan es imponer «aranceles a la importación de vino, vino espumoso y vino generoso de los países de la OTAN en un 200 %».
También exigieron que se imponga a partir del 1 de septiembre en el menú de los restaurantes en este país una cuota del 20 % de vinos producidos en Rusia, porcentaje que se elevará hasta el 50 % «a medio plazo».
En el caso de los cafés, la asociación de viticultores desea que el 50 % del vino que se ofrece a los clientes sea ruso ya desde el próximo 1 de septiembre.
El Ministerio de Economía ruso ya elevó en agosto de 2023 los aranceles para la importación de vino de países inamistosos, en alusión a los occidentales, del 12.5 % al 20 %, pero nunca menos de 1,5 dólares por litro.