A medida que el empeoramiento de la crisis del agua en la Ciudad de México y sequía continua en todo el país obtienen una escalada nacional: e internacional — atención, algunos también están dando la alarma sobre la calidad del agua subterránea del país.
El sesenta por ciento del agua de la Ciudad de México proviene de un acuífero sobreexplotado y alrededor del 28% se deriva del envejecimiento Sistema de agua de Cutzamala. Los expertos dicen que el acuífero de la capital podría agotarse en 40 años, si las autoridades no toman ciertas medidas en los próximos 15.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha cavado pozos cada vez más profundos (más de 600 metros de profundidad) para satisfacer la demanda, según informó el medio Infobae, pero esto puede provocar un suministro de agua contaminada.
La Conagua ha implementado un programa de análisis de pozos y aguas subterráneas para determinar la calidad del agua mediante un sistema de codificación de colores. Su estudio más reciente de 2022 encontró que solo el 42,5% del agua subterránea en todo el país podía clasificarse como “verde” (apta para el consumo humano), mientras que el 39% se clasificaba como “roja”. La última categoría significa que se detectó exceso de fluoruro, bacterias coliformes, nitratos o metales pesados en el agua.
Mientras tanto, la Conagua está trabajando con los gobiernos de Ciudad de México y del Estado de México para aumentar el flujo de agua del sistema Cutzamala.
Este sistema, construido entre finales de los años 1970 y principios de los 1990, es un proyecto de transferencia de agua entre cuencas que requiere coordinación entre las autoridades federales, estatales y municipales. Sin embargo, hay ninguna agencia autónoma autorizada para tomar decisiones para todo el Valle de México. En cambio, la Conagua, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) y la Secretaría del Agua del Estado de México tienen cada uno sus propias políticas y prioridades, lo que crea importantes brechas en la gestión.
La semana pasada, 20 investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) también presentaron una propuesta para abordar la crisis hídrica del valle. Su plan de seguridad hídrica incluye la captura intensiva de agua, un mayor uso de aguas residuales tratadas en la agricultura y la recarga artificial del acuífero mediante la inyección de agua superficial directamente al suelo.
El estudio de la UNAM también encontró que en el Valle de México, sólo el 75% de las tierras irrigadas utilizan agua tratada y menos del 12% de esa agua se reutiliza. Si más tierras agrícolas utilizaran aguas residuales, se liberaría agua potable para los consumidores.
El plan de la UNAM requiere una inversión de 97 mil millones de pesos (aproximadamente 5,8 mil millones de dólares), parte de la cual se utilizaría para el muy necesario mantenimiento del envejecido sistema Cutzamala, originalmente diseñado para brindar servicio durante 20 años. Se requiere un gasto adicional para el mantenimiento de las tuberías de agua, ya que se estima que un sorprendente 40% del agua se pierde por fugas.
La urgencia de la crisis del agua en la Ciudad de México ha llevado a que los medios de comunicación informen sobre un inminente “Día Cero” (citado como el 26 de junio de 2024) en el que el sistema Cutzamala podría no tener suficiente agua para abastecer a la ciudad.