LEOPOLIS- “Al menos el 80% de las mujeres en cautiverio sufren violencia sexual”, dijo Huseinova, que defiende los derechos de otras mujeres detenidas por la fuerza por Rusia tras su liberación de la Donetsk ocupada en 2022.
En el lugar de detención de “Aislamiento”, donde estaba recluida Huseinova, de 61 años, las mujeres a menudo eran llevadas a las habitaciones de arriba donde estaban apostados los combatientes.
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Eran violadas después de ser amenazadas con que algo les pasaría a sus familias. Algunas fueron chantajeadas a cambio de la oportunidad de ver finalmente a sus hijos.
La violencia no solo son violaciones “Al llegar a la prisión, los carceleros desnudan a las mujeres, les ponen una bolsa en la cabeza, las obligan a agacharse, las tocan y las humillan de diversas maneras”, dice Huseinova.
No importa “si eres joven o vieja, morena o rubia, bella o no según su gusto”, subrayó. Se trata de una estrategia dirigida a quebrar la voluntad de las mujeres y hacerlas ceder en su actitud de resistencia. “Hacen esto deliberadamente con cualquiera que se les oponga, con aquellos que son simplemente presas políticos, para quebrarlas”, explicó.
Las personas pueden ser detenidas por el más mínimo motivo, como una publicación en las redes sociales. Todo el mundo en los territorios ocupados sabe en qué condiciones inhumanas se encuentran recluidos los prisioneros, lo que les obliga a guardar silencio.
Violencia generalizada La integrante más joven de SEMA Ucrania, la organización que representa actualmente Huseinova y que une a quienes sufrieron violencia de género, tiene 18 años, mientras que la mayor tiene 75 años.
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Su número ha crecido rápidamente después de que Rusia lanzara su invasión a gran escala.
“Ha habido un gran número de palizas y torturas a mujeres por parte de los rusos. Muchas fueron violadas en sus casas, a algunas les mataron sus maridos y tuvieron que enterrarlos en sus patios”, dijo Huseinova.
Una mujer recurrió a SEMA en busca de ayuda después de que su hija fuera detenida en el territorio ocupado de Zaporiyia en 2022. Los rusos le dijeron que su hija fue deportada a territorio controlado por Ucrania pero desde entonces no se la encuentra por ningún lado.
“Descubrir qué le pasó es imposible mientras ese territorio siga ocupado. Uno solo puede imaginarse lo que le hicieron allí”, dijo Huseinova.
CERCA DE 2,000 MIL PRESAS
Actualmente hay unas 2,000 mujeres civiles ucranianas detenidas. Muchas han estado durante años, en condiciones miserables y separadas de sus hijos y familias. Los casos de liberación son muy raros, ya que no existe ningún mecanismo para el intercambio de prisioneros civiles.
“Según los Convenios de Ginebra, Rusia no tiene derecho a detener a la población civil. Pero Rusia lo está haciendo”, dijo Huseinova. Ella y sus colegas están intentando apoyar a las prisioneras en todo lo que pueden.
“Necesitamos hablar de ellas, emplear todas las vías posibles. Los gobiernos extranjeros y los civiles podrían ejercer al menos algo de presión sobre sus homólogos rusos”, afirma. Intentan hacerles saber a las prisioneras que no son olvidadas y que otros luchan por ellas. “Saber que alguien se preocupaba por mí me dio la fuerza para sobrevivir”, explica Huseinova.
Sobrevivientes, no víctimas Huseinova se niega a llamar “víctimas” a las mujeres que han sufrido violencia sexual y de género. “Somos supervivientes, no víctimas”, dijo. Cita el ejemplo de la presa política Olena Peh, que lleva detenida cinco años y medio.
Debido a la tortura, Peh ha desarrollado epilepsia, su salud está destrozada y ya no cree que podrá salir viva de allí. Sin embargo, cuando su madre la visitó, le pidió que escribiera todo lo que decía sobre todas las torturas.
“Ella quiere que todos sepan lo que está pasando. Una víctima no haría esto. Una mujer fuerte lo hace”, asegura.
Por Rostyslav Averchuk, Agencia EFE.