Fue en marzo pasado cuando el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura, y el Instituto Cultural de Aguascalientes, anunciaron a Luis Ángel Vargas Castro (Acapulco, 1989) como el ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2024, gracias a su poemario El estómago de las ballenas. En mayo, el galardonado pudo recibir su reconocimiento en el Teatro Morelos de la capital hidrocálida.
Durante la ceremonia, el poeta recitó los versos de “Versión del ártico”, un poemario que se incluye en su obra. Dijo aceptar el premio con humildad y sorpresa, que su libro no solamente es un volumen de poesía, sino también un recordatorio sobre la fragilidad del planeta.
A escasos días de que el Fondo de Cultura Económica (FCE) publique El estómago de las ballenas en las principales librerías del país, Ángel Vargas conversa vía telefónica sobre su visión poética y los versos que le valieron quizá el reconocimiento de poesía más importante que tiene México, el cual en antaño fue ganado por nombres de la talla de Coral Bracho, José Emilio Pacheco, Elsa Cross, Jorge Valdez Díaz-Vélez, María Baranda, Minerva Margarita Villarreal, Malva Flores, Jorge Humberto Chávez, Balam Rodrigo, entre otros.
INICIOS
Escribió cuentos antes que poesía. Sus primeros textos se asemejaban a historias y relatos, y el andar poético lo cautivó por la libertad que engloba. Fue hasta 2012 que tomó la decisión de mostrar sus textos a otras personas. Desde ese momento no paró de redactar, las oportunidades asomaron por la cubierta de su embarcación, abrazando en estribor y babor. Entonces vivieron los galardones: Premio Estatal de Literatura Joven del Instituto Guerrerense de Cultura y Conaculta (2012), el Premio de Bando Alarconiano (2013), el Premio Estatal de Poesía María Luisa Ocampo (2015) y el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino (2019).
Pero hace tres años, Ángel Vargas decidió frenar un poco, no escribir a raudales. Incluso, confiesa que El estómago de las ballenas estuvo un tiempo guardado, pues algunos de sus poemas comenzaron a nacer en el año 2017. En el camino ha aprendido de otros autores, vivos y muertos. “Aunque creo que todos los autores están vivos, de alguna manera”.
Considera que la poesía permita abordar cualquier tema, desde cualquier mirada y casi cualquier forma. Lo asumió como un género que le permitió explorar un cúmulo de inquietudes, algunas de ellas con raíces en su niñez y juventud.
“La poesía me acogió de una manera muy generosa, muy benevolente. Es como si me hubiera dicho ‘este es el género en el que puedes expresar todo lo que tú quieres’. Y así fue, en realidad, durante todos estos años sólo he escrito las cosas que he querido escribir. Me siento bastante orgulloso de eso, de haber tocado los temas que me interesaban a profundidad en la poesía. Para mí es un espacio de absoluta libertad creativa”.
OBRA GANADORA
El estómago de las ballenas responde a una imagen relacionada con el tema ambiental y ecológico: nace de una noticia que en algún momento vio el poeta, donde una ballena estaba varada en la playa y al indagar en las causas de la muerte, los investigadores se percataron de que tenía el estómago lleno de plástico.
No es la primera vez que los versos de un poeta abordan la temática. Ángel Vargas cita el trabajo que se ha realizado en la poesía escrita en lenguas indígenas, donde desde hace siglos la relación con naturaleza juega siempre un papel clave.
“Pero pienso también en una tradición latinoamericana de poetas que han tenido un acercamiento muy profundo con ese tema. Pienso también en los Ecopoemas (escritos por Nicanor Parra en 1982). Sin embargo, es una tradición que antecede a todo esto. Los seres humanos nos hemos sentido tan relacionados a la naturaleza que hemos escrito sobre ella desde el principio de los tiempos”.
CONTENIDO
La obra de Vargas es un libro “bastante variopinto”, según indican sus palabras. Si bien tiene poemas que hablan sobre el cambio climático, el poeta considera que su discurso apunta más hacia un sentimiento de finitud.
“Como una conciencia de que algo se está terminando en el mundo, en la vida. Como sentir que un final se aproxima. Y por su puesto, uno de los temas que tiene que ver con eso sí es el cambio climático, todos estos sucesos ocasionados por la mano del hombre que afectan a la naturaleza y, por lo tanto, al ser humano. Es como un efecto boomerang”.
Los versos de este libro nacen de una intención plenamente imaginativa. El autor se ha preguntado cómo sería el final de los tiempos, cuántos fines del mundo hay, en si habrá un fin del mundo para cada persona en el planeta; quizá esto será distinto para cada quien. Desde una mirada “prehistórica” hasta “futurista”, el poeta comenzó a trabajar las ideas de la finitud.
“Es un libro que aborda diversos temas. El hilo conductor, digamos, sí sería esta sensación de que estamos próximos a un final”.
Preguntarse por la finitud no hace más que comprobar la esencia de la poesía: generar cuestionamientos. En la mayoría de las veces, la literatura no ofrece respuestas, lo valioso de ella reside en la posibilidad de preguntar.
“Creo que una de las peores cosas que podríamos dejar hacer como seres humanos es cuestionarnos sobre nuestra propia existencia. Me parece que la literatura, particularmente la poesía, permite abrir preguntas. No siempre se tiene respuesta, o quizá cada generación tendrá su propia respuesta, pero la pregunta está ahí y eso me parece sumamente valioso”.
Bajo el sello editorial del FCE, El estómago de las ballenas estará en las estanterías a partir del próximo 12 de agosto. Se tratará de una distribución paulatina que comenzará en Ciudad de México y después se extenderá al interior del país.