Sailor Moon es un anime que debuto en el año 1990, siendo considera como un icono cultural asiático, no únicamente por el manga o el anime, también tuvo influencia en temas de la comunidad LGBT.
De acuerdo con un estudio reciente titulado “Sailor Moon me hizo gay. La subjetividad e identidad del hombre gay millennial mexicano desde el consumo de Sailor Moon” ha colocado al Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Tec de Monterrey) en el punto de mira, provocando un debate tanto social como académico.
Dicha tesis fue presentada por Daniel Eugenio Salinas Lara para acreditar su maestría en Estudios Humanísticos, analiza de qué manera el famoso anime “Sailor Moon” ha impactado en la construcción de la identidad de los hombres gays millennials en México.
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La investigación se fundamenta en entrevistas cualitativas llevadas a cabo con diez hombres que viven en Monterrey, quienes ofrecieron detalles sobre sus experiencias con el anime a lo largo del tiempo.
Salinas Lara sostiene que la serie, con su estilo y temas femeninos que se apartan de la masculinidad hegemónica, brindó a estos hombres un espacio en el que podían verse reflejados y disfrutar de algo que no encontraban en otras obras. Ya en la adultez, su gusto por “Sailor Moon” se redefine y se afirma como una parte crucial de su identidad gay y de la aceptación de su feminidad.
POLÉMICA EN REDES SOCIALES
Algunos críticos han cuestionado la validez del estudio, argumentando que el análisis se sustenta en una muestra demasiado limitada y que el empleo de fondos públicos para financiarlo es discutible.
La polémica no solo giró en torno al estudio realizado y la manera en que se llevó a cabo, sino también en torno a la acusación de que él presuntamente recibió financiamiento del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), con un supuesto monto superior a los 50 mil pesos.
Esto generó críticas en redes sociales sobre la metodología empleada y la adecuación de destinar fondos públicos a este tipo de investigaciones.
Algunos críticos del estudio cuestionan la justificación de emplear fondos públicos en una investigación basada en un número limitado de entrevistas y que trata un tema que consideran de escasa importancia.
Por el contrario, quienes defienden el trabajo sostienen que, a pesar de que el título pueda parecer provocador, el estudio proporciona una perspectiva valiosa sobre cómo los medios de entretenimiento pueden influir en la formación de la identidad de género.
Las reacciones en redes sociales han sido variadas y polarizadas. Algunos usuarios opinan que el estudio es superficial y no justifica el uso de fondos públicos, mientras que otros apoyan su importancia y valoran el enfoque cualitativo de la investigación.
Asimismo, ha emergido un debate acerca del papel de los comités académicos en la aprobación de tesis y la asignación de recursos para investigaciones que tratan temas culturales y subjetivos.