El 30 de marzo de 1993, comenzó como otro día cualquiera en el set de El Cuervo, de Alex Proyas. La producción marchaba de viento en popa y el escenario para una de las escenas claves, estaba listo para la secuencia. Se trataba de un tiroteo, en que Eric Draven, interpretado por la promesa del cine de acción, Brandon Lee, debía enfrentarse a su némesis. Para las 10:30 pm, el primer ensayo se llevó a cabo sin problemas. Por lo que la toma definitiva, que involucraba simular el estallido en simultáneo de varias armas de fuego, se llevó a cabo.
En la actualidad, ninguna de las versiones sobre lo que ocurrió después son del todo claras. En medio de destellos y fogonazos, Brandon Lee cayó al suelo, tal y como detallaba el storyboard de la secuencia. Por lo que llevó unos minutos, que el equipo notara que se encontraba herido de gravedad y que había recibido una herida grave. Lo siguiente, fue una confusión en el plató, que entorpeció el traslado del actor al New Hanover Regional Medical Center de Wilmington (Carolina del Norte). En las siguientes horas, se sometió a Lee a una complicada intervención quirúrgica, que, aun así, no lograría mejorar su estado. Un fogonazo de metal y plástico derretido había cortado una arteria estomacal y su estado era cada vez más crítico. Finalmente, moriría, sin recuperar la conciencia, a las 13:03 del 31 de marzo.
La muerte de Brandon Lee sacudió a la industria de Hollywood y propició un amplio debate sobre las herramientas potencialmente peligrosas en los sets de grabación. Pero, además, sumó su tétrica historia a una lista de sucesión semejante en la crónica negra de la meca del cine. Te dejamos cinco de las muertes más singulares e inesperadas de actores mientras grababan una película. De un cómico querido por generaciones a una estrella célebre que no pudo terminar la obra cumbre de su carrera. Todo, para recorrer uno de los lugares más inquietantes y siniestros del mundo cinematográfico.
John Candy


El actor John Candy fue uno de los grandes ídolos de la comedia Norteamérica durante la década de los ochenta. Tanto, como para volverse una figura prominente que aspiraba a producir y dirigir sus propias cintas. Además, para el año 1994, disfrutaba de, finalmente, un momento de alivio. Durante buena parte de su vida, el intérprete había temido morir por una afección cardíaca. Eso, debido, al fallecimiento prematuro de su padre cuanto el actor contaba apenas cuatro años. La experiencia le hizo luchar contra su peso buena parte de su vida, sin grandes resultados.
Pero en 1994 y luego de un riguroso entrenamiento, parecía que, finalmente, Candy disfrutaría de mejor salud de la que había tenido hasta entonces. En especial, durante la ardua grabación de Caravana al Este, cinta que le había llevado a recorrer el oeste del país en un accidentado rodaje. Desde retrasos hasta problemas de presupuesto, hasta una discusión pública debido a la baja calidad del guion. Lo cierto es que el largometraje se convirtió en una larga travesía de problemas.
A pesar de eso, John Candy culminó el rodaje con éxito. El último día de grabación, agradeció personalmente a todos los involucrados e incluso, telefoneó al director Peter Markle, con el que había tenido algunos roces. Después, Candy se fue a dormir en su habitación del set de locación, insistiendo en que le esperaba una “cena de espaguetis”. Al día siguiente, el cadáver del actor fue encontrado, tendido en el suelo. Había sufrido un infarto fulminante con apenas 43 años. Meses después, Caravana al Este se estrenó, en medio de los rumores que la presión y los diversos problemas durante su filmación, había ocasionado la muerte de su protagonista.
Anton Yelchin


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