En una fría noche en Puebla, la Selección Nacional de México añadió un nuevo capítulo a su complicada situación al no poder derrotar a un Valencia que, a pesar de sus múltiples bajas, sacó un empate 2-2 en el Estadio Cuauhtémoc. Los Naranjeros, que se presentaron con 11 ausencias importantes y una alineación llena de jóvenes, incluyendo a un portero de 18 años, lograron incomodar a un México que solo supo aprovechar los primeros 35 minutos del encuentro.
El ambiente en Puebla era festivo al inicio del partido. La afición mexicana llenó el estadio, ansiosa por ver a su selección recuperarse después de varios resultados decepcionantes. Apenas al minuto ocho, Alexis Vega marcó un golazo de tiro libre que encendió el entusiasmo en las gradas. El Tricolor parecía dominar, y al minuto 35, Ozziel Herrera aumentó la ventaja con un gol espectacular, aprovechando la inexperiencia del joven arquero del Valencia. El 2-0 parecía definitivo, y todo indicaba que sería una noche tranquila para los dirigidos por Javier Aguirre.
Sin embargo, el exceso de confianza les pasó factura. Al borde del descanso, Valencia descontó con un gol que resultó de un error defensivo entre César Montes y el portero mexicano, Carlos “Tala” Rangel. Esta anotación le devolvió vida a un equipo valenciano que, hasta ese momento, había mostrado poca resistencia.
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El segundo tiempo fue un desastre para México. El Valencia, dirigido por Rubén Baraja, recordó que aún tenía futbol que mostrar. A pesar de ser un equipo alterno, los españoles empezaron a controlar el balón, y al minuto 61, lograron el gol del empate que silenció el Cuauhtémoc por unos instantes. Los hinchas, que en un principio estaban llenos de entusiasmo, comenzaron a voltear su frustración hacia la selección, una reacción que se ha vuelto cada vez más común en las plazas mexicanas debido a los malos resultados recientes.
En un intento desesperado por recuperar el control del partido, Aguirre mandó al campo a jugadores de renombre como Roberto “Piojo” Alvarado, César “Chino” Huerta y Raúl Jiménez, pero sus esfuerzos fueron inútiles. El equipo se mostró sin ideas, incapaz de crear peligro, y cuando el árbitro pitó el final del encuentro, el Tri fue severamente abucheado por su propia afición.
Este empate no solo refleja el pobre estado del futbol mexicano, sino que también enciende las alarmas de cara al próximo encuentro contra la Selección de Estados Unidos. El martes, México enfrentará a un equipo dirigido por Mauricio Pochettino, que no muestra signos de piedad y llegará con lo mejor de su plantilla. Javier Aguirre tendrá que sacudir a su equipo si no quiere prolongar aún más esta crisis que, en su propio país, comienza a desgastar la relación con los aficionados.
La crisis del Tri se profundiza, y el próximo reto ante Estados Unidos será decisivo para el futuro de Aguirre y su equipo.