Por: Reid J. Epstein and Shane Goldmacher
Ambas campañas rebuscan entre los datos para encontrar a estos estadounidenses cruciales. Y creen que muchos son electores jóvenes, negros o latinos.
La vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump están llevando a cabo una cacería virtual de casa en casa de los pocos votantes que aún están indecisos, guiados por meses de minuciosa investigación sobre estos escurridizos estadounidenses.
En la sede de la campaña de Harris en Delaware, los analistas han pasado 18 meses confeccionando una lista de los programas de televisión y pódcast que consumen los votantes en los estados disputados. Su equipo ha asignado a cada votante de estos estados una “puntuación de contactabilidad” de 0 a 100 para determinar lo difícil que será llegar a esa persona y quién es el mejor para transmitir su mensaje final.
Los resultados están guiando la agenda de viajes y medios de Harris, así como las paradas de campaña de sus partidarios con nombres reconocidos. Por ejemplo, la estrella de cine Julia Roberts y el gran jugador de baloncesto Magic Johnson obtuvieron altas puntuaciones entre determinados votantes, por lo que han sido enviados a estados de tendencia electoral incierta.
En los cuarteles generales de Trump, en el sur de Florida, su equipo actualizó recientemente su modelo del electorado de los estados en disputa y descubrió que solo el 5 por ciento de los votantes seguían indecisos, la mitad que en agosto. El equipo de Trump los llama los “objetivos persuasibles”: personas más jóvenes, de mayor diversidad racial y con menores ingresos que tienden a utilizar los servicios de streaming y las redes sociales. Trump ha hecho aparición tras otra en esas plataformas, incluso en pódcast dirigidos a hombres jóvenes.
Esta frenética búsqueda de la tajada indecisa del país se ha hecho más urgente porque la contienda presidencial está más reñida que nunca desde la llegada de las encuestas modernas, en las que los dos candidatos están casi empatadosen los estados más disputados. La elección podría depender ahora de los indecisos, quienes se han desconectado casi por completo de las noticias políticas, lo que los hace difíciles de encontrar incluso para las campañas multimillonarias.
“Estas personas no son superpolíticas”, dijo James Blair, director político de la campaña de Trump, “y por eso estamos haciendo medios no superpolíticos”.
En las entrevistas, asesores de alto nivel de Harris y Trump divulgaron detalles de a quiénes, exactamente, consideran todavía en juego. Ambos ven un grupo más joven, con una parte desproporcionada de votantes negros y latinos. La campaña de Harris cree que aún puede ganarse a algunos votantes blancos con estudios universitarios, sobre todo mujeres, que históricamente han votado por los republicanos, pero que sienten desagrado por Trump.
Un análisis de los sondeos en los estados disputados realizado por The New York Times y el Siena College reveló que apenas un 3,7 por ciento de sus votantes, o alrededor de 1,2 millones de personas, seguían realmente indecisos.
El análisis del Times se parecía mucho a lo que describen las campañas: un grupo en el que abundan los votantes más jóvenes, personas de color y quienes no tienen títulos universitarios. Los votantes negros representan alrededor del 21 por ciento de los indecisos, lo que ayuda a explicar el esfuerzo explícito de Harris hacia ellos.
Muchos indecisos no están seguros de si votar siquiera vale la pena.
“No voy a buscar una papeleta para votar porque no me importa”, dijo Kyler Irvins, de 22 años, especialista en telesalud de San Tan Valley, Arizona, en el área de Phoenix, quien nunca ha votado y dijo que se registró solo por insistencia de su madre.
No vio los debates, no sigue las noticias y no cree que su voto vaya a cambiar las cosas. Pero dijo que recordaba el orgullo que sintió cuando, siendo un estudiante negro de primaria, vio a Barack Obama ganar las elecciones de 2008.
Sin embargo, las campañas y sus aliados están gastando cientos de millones de dólares en estas últimas semanas para persuadir a personas como Irvins de que voten, y de que elijan su bando.
“Si llega el voto por correo, lo enviaré a favor de Kamala”, dijo Irvins. “Si llega a la puerta de mi casa”.
Una estrategia quirúrgica para Harris
La campaña de Harris considera que la audiencia de indecisos que pueden ganar es de hasta el 10 por ciento de los votantes en los estados disputados, ligeramente mayor de lo que la operación Trump prevé para sí misma o de lo que indica la encuesta del Times.
Esto se debe a que la campaña incluye a un gran número de mujeres republicanas a quienes cree que les desagrada Trump, sobre todo en lo que respecta a las políticas de aborto, pero que quieren escuchar el mensaje de Harris sobre la economía y la frontera antes de ser persuadidas.
Este pensamiento estratégico ha dado forma a los discursos de campaña de la vicepresidenta.
El jueves, en Wisconsin, Que Harris consiga imponerse en los principales estados en disputa dependerá de que logre ganarse el apoyo de votantes como Beers en las próximas dos semanas. Recordó a la audiencia que contaba con el respaldo de Liz Cheney, la excongresista conservadora de Wyoming, con quien hará campaña en tres estados el lunes. La semana pasada, Harris apareció en Pensilvania con docenas de republicanos.
“Hago campaña por cada voto porque tengo la intención y quiero ser una presidenta para todos los estadounidenses”, dijo Harris. “No importa su partido político, dónde vivan o de dónde saquen las noticias”.
Su reciente entrevista en Fox News se produjo durante su gira mediática más agresiva como candidata demócrata, justo cuando empezaba la votación anticipada en muchos estados.
En una semana, fue entrevistada en 60 Minutes, The View, el programa nocturno de Stephen Colbert, el pódcast Call Her Daddy y el programa de radio de Howard Stern. Fue un bombardeo mediático de gran alcance diseñado para llegar a los votantes a lo largo de su escala de “contactabilidad” de 0 a 100, estimulada en parte por la negativa de Trump a participar en un segundo debate.
La campaña de Harris midió metódicamente quién la vio en cada programa. Las encuestas internas mostraron que dos tercios de los votantes indecisos en los estados clave habían consumido al menos algunas de sus entrevistas durante la semana. Pero, como muestra de la fragmentación de los medios de comunicación y para subrayar el reto, ningún programa llegó a más de uno de cada tres votantes indecisos.
“Es muy difícil llegar a ellos: no ven las plataformas de noticias tradicionales ni otros programas de gran audiencia”, dijo Meg Schwenzfeier, directora de análisis de la campaña de Harris. “Para hablar con ellos, tenemos que adoptar un enfoque por capas: tenemos que estar en la televisión, en plataformas no tradicionales, tocando puertas, en vallas publicitarias, en anuncios digitales, por correo… en realidad, en todo”.
Los datos de la campaña impulsaron su decisión de invertir en tiempo publicitario durante la programación diurna de Fox News, cuando la ven más mujeres que por la noche, cuando los presentadores de opinión atraen a una audiencia mayoritariamente masculina y menos persuasible. También influyó en la entrevista de Harris en Fox News.
La campaña de Harris también utilizó sus encuestas para averiguar qué momentos habían contribuido a cambiar de opinión.
Un ejemplo se produjo durante las apariciones de Harris en The View y con Stern, donde anunció un plan para ampliar la cobertura de Medicare para la atención domiciliaria de personas mayores.
De los más de 100 clips durante su campaña mediática que se probaron para determinar su eficacia para aumentar su apoyo, esa propuesta ocupó el primer lugar, dijo un funcionario de la campaña.
Los votantes objetivo de Trump
La investigación de la campaña de Trump descubrió que los votantes en disputa tenían aproximadamente seis veces más probabilidades que otros votantes de los estados clave de estar motivados por sus opiniones sobre la guerra de Israel en Gaza. La campaña también descubrió que los votantes indecisos tenían menos probabilidades de ser blancos que los votantes en general de los estados clave y más probabilidades de ser negros. Alrededor del 25 por ciento de los votantes indecisos son negros, según el equipo de Trump.
“El hecho de que no tengan asegurados a los hombres negros más jóvenes a menos de tres semanas del día de las elecciones es un gran problema para ellos”, dijo Blair, director político de la campaña de Trump, sobre Harris y los demócratas. “Históricamente, esa sería parte de su base”.
El estudio del equipo de Trump muestra que los votantes indecisos están particularmente centrados en la economía y a menudo tienen dificultades financieras. Es más probable que tengan dos empleos y, en promedio, ganan 15.000 dólares menos por hogar que los votantes en estados clave que ya se han decidido.
Alrededor de una cuarta parte de los votantes indecisos en la investigación del equipo de Trump se describen como no ideológicos. La campaña ha estudiado durante meses qué temas les mueven más.
A finales del verano, los votantes a los que se dirigía la campaña de Trump decían que lo que más les preocupaba era la inmigración y la inflación, en particular los precios de los comestibles y la vivienda. No es de extrañar que dos de los primeros planes económicos de Harris trataran de abordar directamente la subida de los precios de los comestibles y los costos de la vivienda.
El equipo de Trump suele proyectarse audazmente y sus ayudantes creen que los votantes que tomaron su decisión en los dos últimos meses se han inclinado a su favor.
En el modelo actualizado de la campaña, Trump sacó a 1,5 millones de votantes de la categoría de persuasibles y los pasó a su bando. Solo 924.000 se pasaron al bando de Harris.
¿Dónde queda margen para crecer?
Jim Messina, quien fue el director de campaña para la reelección de Obama en 2012 y ahora es presidente de un comité independiente de campaña demócrata, dijo que consideraba que los votantes indecisos restantes encajaban en dos grandes grupos: los jóvenes y las personas de color, por un lado, y las mujeres de los suburbios, por otro.
“Ella lidera ahora los suburbios, y aquí es donde creo que tiene espacio para crecer y él no, porque estos son los votantes de los que estamos hablando”, dijo Messina.
Los aliados de Harris creen que pueden ganarse a votantes como Angela Beers, de 44 años, una agente inmobiliaria de Brookhaven, Pensilvania, quien dijo que no votaría por Trump, pero que no estaba convencida de Harris.
Beers era fanática de Robert F. Kennedy Jr. cuando era candidato independiente y dijo que podría escribirle como protesta.
Beers dijo que conocía algunas de las políticas de Harris para ayudar a quienes compran su primer hogar, pero pensó que solo servirían para encarecer las viviendas e impulsar la inflación.
“Todo este concepto de ‘dar dinero a todo el mundo, ayudemos a la gente con los pagos iniciales, bajemos los tipos de interés’, lo único que hace es subir los precios”, dijo Beers. “No veo a ninguno de los candidatos hablando del problema de la oferta”.
Que Harris consiga imponerse en los principales estados en disputa dependerá de que logre ganarse el apoyo de votantes como Beers en las próximas dos semanas.
“En resumidas cuentas, todas las comunidades quieren más información”, dijo la senadora Laphonza Butler, de California, una aliada cercana de Harris. “Hay sectores en todas las comunidades que quieren más información y quieren saber cómo la campaña y esta elección van a impactar su vida cotidiana”.