CANADA- Con 8891 kilómetros, es la frontera más larga entre dos países del mundo. Y esa frontera, que separa a Estados Unidos de Canadá, parece destinada a convertirse en un punto álgido entre los dos aliados cercanos, mientras el presidente electo Donald Trump se prepara para asumir el poder.
Las autoridades canadienses temen que las deportaciones masivas prometidas por Trump impulsen a los migrantes hacia el norte, mientras que los aliados del presidente entrante que ocuparán puestos clave en su gobierno han hecho saltar las alarmas por el reciente aumento de migrantes que cruzan de Canadá a Estados Unidos sin permiso legal.
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Las autoridades canadienses están elaborando planes para añadir patrullas, comprar nuevos vehículos y establecer instalaciones de acogida de emergencia en la frontera entre el estado de Nueva York y la provincia de Quebec, a fin de prepararse para lo que prevén que será un aumento de migrantes debido a las medidas estrictas de Trump en materia de deportaciones.
La frontera del norte también es uno de los focos de atención de las personas nombradas para ocupar altos cargos en el gobierno de Trump, incluido su nuevo zar de la frontera, Tom Homan, quien ha descrito la frontera como una gran vulnerabilidad en materia de seguridad debido a lo que ha calificado de insuficientes controles de las personas que entran a Estados Unidos.
La preocupación por la frontera norte pone de relieve un cambio clave en la visión canadiense de la migración entre el primer y el segundo gobierno de Trump. Durante el primero, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, dejó claro que los solicitantes de asilo eran bienvenidos en Canadá, justo en el momento en que Trump endurecía las normas de asilo e introducía políticas como la separación familiar en la frontera sur de Estados Unidos.
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“A quienes huyen de la persecución, el terror y la guerra, los canadienses les darán la bienvenida, independientemente de su fe. La diversidad es nuestra fuerza #WelcomeToCanada”, publicó en ese entonces Trudeau en las redes sociales.
Hoy, el ambiente en Canadá es muy distinto. Muchos canadienses creen que la llegada de más inmigrantes legales desde el final de la pandemia ha mermado recursos como la vivienda, y han culpado al gobierno de Trudeau, que actualmente está tomando medidas para limitar de forma significativa la inmigración legal.
Trump, por su parte, se ha vuelto más agresivo en materia de migración, dejando clara su intención de tomar medidas enérgicas y deportar a millones de inmigrantes que se encuentran ilegalmente en el país. Sus aliados han criticado a Canadá por no controlar la frontera norte, donde las llegadas de migrantes a Estados Unidos sin permiso legal alcanzaron una cifra récord este verano.
Sin embargo, las autoridades canadienses afirman que están reforzando la frontera y que deportarán a los migrantes que intenten entrar en Canadá para escapar de las medidas severas de Trump.
REFORZAR LA FRONTERA
La Real Policía Montada de Canadá, que vigila la frontera, se está preparando para reforzar sus números si se produce un aumento, en tres aspectos clave: más personal, más vehículos y más instalaciones de detención y procesamiento, según declaró un portavoz de la agencia, el sargento Charles Poirier.
Los funcionarios prevén un aumento de los cruces de migrantes incluso antes de la toma de posesión de Trump en enero. “Sabíamos que, si el señor Trump llegaba al poder, cambiaría el statu quo en la frontera”, afirmó Poirier.
La RPMC ha identificado organismos encargados de hacer cumplir la ley a los que se podría recurrir para enviar personal adicional a la frontera. La agencia también buscaría añadir más vehículos patrulla y utilizar terrenos a lo largo de la frontera para instalar casas rodantes u otros tipos de instalaciones temporales de detención y procesamiento.
Los organismos de seguridad nacional de Canadá “se han estado preparando durante varios meses para estar listos para responder y adaptarse a cualquier situación que pudiera surgir”, declaró Gabriel Brunet, portavoz de Dominic LeBlanc, ministro de Seguridad Pública de Canadá.
Las autoridades canadienses también tienen previsto establecer un acuerdo clave entre ambos países para devolver a las personas que cruzan a Canadá para solicitar asilo. El acuerdo designa a Canadá y Estados Unidos como “terceros países seguros” en los que se pueden presentar solicitudes de asilo, de modo que cuando los solicitantes de asilo viajen de un país al otro, puedan ser devueltos, salvo contadas excepciones.
“La razón de que exista es que se considera que Estados Unidos es un país seguro para que la gente presente su solicitud inicial de asilo”, declaró recientemente a la prensa Marc Miller, ministro de Inmigración de Canadá. “Lo mismo ocurre con Canadá: es una calle de doble sentido”.
“Esperamos que ese acuerdo siga cumpliéndose plenamente”, afirmó.
Los dirigentes provinciales de Quebec también están preocupados por la necesidad de reforzar la frontera con Nueva York y ya han planteado quejas por el creciente número de refugiados y migrantes legales que se han establecido allí en los últimos años.
“El problema no son los inmigrantes, es la cantidad”, dijo François Legault, primer ministro de Quebec, en una reciente conferencia de prensa. “Ya tenemos demasiados. Así que no deberíamos aumentar el problema”.
TRÁFICO BIDIRECCIONAL
La frontera ha sido objeto de escrutinio en ambos países durante el último año debido al aumento de las llegadas de Canadá a Estados Unidos.
Los datos oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos muestran que, de octubre de 2023 a septiembre de 2024, más de 19.300 migrantes que se encontraban ilegalmente en el país fueron detenidos por las autoridades estadounidenses en la frontera entre Quebec y Vermont, el estado de Nueva York y Nuevo Hampshire, casi el triple de los 6925 detenidos durante el mismo periodo del año anterior. La cifra de octubre de 2020 a septiembre de 2021 fue de apenas 365 personas.
Más de 12,000 de las 19,300 personas detenidas eran de nacionalidad india, lo que subraya el auge de la ruta de contrabando de migrantes de India a Estados Unidos a través de Canadá.
A pesar del acuerdo migratorio entre Estados Unidos y Canadá, el proceso para devolver a las personas que solicitan asilo puede durar semanas, mientras los inmigrantes intentan encontrar un abogado y reunir pruebas para intentar presentar un caso que evite su retorno a Canadá.
Debido a los recursos mínimos en la frontera norte, a principios de año se devolvía a muy pocas personas a Canadá. En su lugar, los migrantes eran puestos en libertad con avisos de comparecencia ante los tribunales de inmigración estadounidenses, los cuales están lidiando con enormes retrasos.
Pero a partir de este verano, las autoridades estadounidenses desplegaron más funcionarios federales en la frontera norte para ayudar a procesar a la gente y trasladaron a más personas a centros de detención.
También introdujeron un cambio clave para facilitar el proceso de devolución de los migrantes a Canadá: A partir de agosto, los migrantes detenidos solo disponían de cuatro horas para encontrar un abogado y reunir pruebas para su caso, según un correo electrónico interno enviado a los funcionarios de asilo que trabajan para el Departamento de Seguridad Nacional y revisado por The New York Times. Antes, los inmigrantes tenían al menos un día para hacer ambas cosas.
Desde entonces, el número de cruces ha descendido drásticamente —de unos 3,600 cruces en junio a unos 1,800 en septiembre—, mientras que el número de migrantes devueltos a Canadá ha aumentado.
Más de 400 personas fueron devueltas a Canadá entre agosto y octubre, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos. c.2024 The New York Times Company.
Por Matina Stevis-Gridneff y Hamed Aleaziz, The New York Times.