Hace tiempo Jesse Eisenberg contaba que había escrito un guion imaginando que Woody Allen lo iba a protagonizar. Luego que éste lo llamara para A Roma con amor y Café Society su admiración por él traspasó fronteras de la imaginación para ocupar también el puesto de director y protagonizar con Kieran Culkin Un dolor real. Y como productora: Emma Stone.
¿Qué opina el actor Jesse Eisenberg sobre el director Jesse Eisenberg?
Como director pude elegir a los actores precisos, pude elegir a todo el equipo con precisión, asegurándome que todos formaban parte del rodaje, que no era algo mío. Todos podían colaborar en algo que quería que fuera nuestro, trayendo cada uno su personalidad. Y creo que ese estilo de colaboración es cuando se consigue el mejor producto.
¿Qué piensa el director del actor?
No veo mis escenas. Cuando actúo en algo, nunca lo miro. Ni siquiera veo el rodaje al final del día o el producto final. Me escapo del estreno antes que empieza la proyección. Es por eso que al tener que ver mi actuación desde el rol de director pensé que pudiera ser horrible. Pero esta vez tuve que editarla y en cierta forma usé mi sombrero por encima de mis lentes, para poder esconderme. Eso ayudó. También ensayé mucho, para saber dónde iban a pararse los demás, siempre antes de filmar. Tampoco revisaba en el monitor cómo quedaban esas escenas, porque no tenía tiempo para filmar tres minutos y pasar otros tres para ver lo que había hecho. Preferí filmar una segunda opción, sin tener que verme, confiando en la opinión de mis productores y el cinematógrafo, para tomar la decisión final en la sala de edición. Fue un proceso muy extraño, pero lo volvería a hacer igual: escribir el guion, dirigir y actuar.
En el rol de guionista, ¿qué buscaste para el actor y director Jesse Eisenberg?
Quise escribir los personajes donde básicamente quería contar una historia que se sienta íntima. Quería sentirme tan cómodo como el público, en lugares que nadie había visto antes, con las mismas emociones detrás de dos personajes totalmente diferentes, al lado de un actor brillante como Kieran Culkin. Básicamente, quise filmar la historia íntima de dos amigos con dos personas muy específicas, en un estilo de camino donde el espectador pudiera acompañarnos.
Y delante de cámara, ¿qué porcentaje del verdadero Jesse Eisenberg vemos en este personaje?
Puede sonar demasiado pretencioso, pero cuando escribo un guion, siento que las voces viven en mi mente, como si supiera lo que va a decir mi personaje, basándome en la misma clase de dificultades que también tengo en mi vida. En este caso, mi personaje tiene problemas de ansiedad y se preocupa por sus propios problemas en relación con su familia. Y detrás de esa tragedia familiar, pensé en mí, porque mi objetivo también fue crear un personaje lo más auténtico posible, sin que se sienta que es cine. Quería que vieran un ser humano. Y por eso está basado bastante en mí, no porque quisiera mostrar a Jesse, sin porque es lo que mejor conozco.
Para Un dolor real, Eisenberg se inspiró en la verdadera historia que él mismo había vivido al querer visitar los campos de concentración nazis por donde había pasado su propia familia, por haberse sorprendido con los sentimientos encontrados de los otros turistas que lo acompañaron. Y al querer mostrar un dolor tan real descubrió también las diferentes emociones con que la gente puede llegar a afrontar las atrocidades del pasado, aunque algunos lo tomen como una frivolidad turística y otros traten de imaginar el calvario de los nazis, rodeados del lujo moderno que otros no tuvieron en aquel entonces. Y más allá de destacarse en el rol de actor y director, es Culkin quien más llama la atención.
¿Es verdad que la idea original había sido transformar tu historia en una obra en vez del cine?
Sí, yo había escrito una versión parecida sobre un joven llamado David que había viajado a Polonia para quedarse con su prima segunda, María, que había sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial. Incluso hicimos la obra de teatro, con Vanessa Redgrave. Y desde aquel entonces me pareció que podía mostrar una historia mejor en el cine, hasta que me di cuenta que podía expandir la historia con dos primos que viajan a Polonia para poder llevar una cámara a lo largo de un camino mucho más rico.
¿Y qué tan real es entonces la historia que sugiere el título Un dolor real?
La realidad es que todo empezó como una curiosidad sobre la historia de mi familia, cuando con mi esposa hicimos un viaje en 2008 para ver de donde venía su propia familia, volviendo a visitar la ciudad donde ella había vivido, específicamente la casa donde todos habían vivido hasta 1939, cuando empezó la guerra en Polonia. Y cuando fuimos, aunque traté de sentir algo profundo, no me sentí tan conectado como esperaba. Y es algo que pensé bastante al escribir el guion, analizando cómo es que no me había sentido para nada conectado con el dolor que había vivido mi familia, en medio del privilegio de mi propia vida afortunada, habiendo crecido en una familia de clase media en Nueva Jersey. Y el cine en cierta forma explora mi análisis o la exploración de mi vida moderna, en medio del trauma que experimentó mi familia.
La actuación de Kieran, ¿figuró siempre con una forma tan particular de interpretar el duelo de tu familia?
Su personaje representa a alguien que no pueda guardarse nada, con esa parte secreta de todos nosotros que nunca nos atrevemos a decir. Alguien que necesita expresarlo todo, esperando que el resto de la gente también sienta lo mismo, como cuando estamos viajando en tren, en primera clase y él no puede soportar que no podamos experimentar el mismo dolor que nuestros ancestros habían vivido en otra época, al haber pasado por esas mismas vías de tren, para morir. Es algo que 99.9% de la gente jamás lo diría. Y mi personaje no lo entiende. Como guionista, yo tampoco lo entiendo. Digamos que es la voz de mi inconsciente que traté de escribir desde esa perspectiva, sin entender sus motivaciones. Es difícil explicarlo, pero es mi personaje favorito y me alegra que un actor tan increíble como Kieran lo interprete.
Conocido por la serie Succession, ¿cómo es que lo elegiste?
Es curioso, pero cuando escribí la escena donde él toma fotos de un enorme monumento y conquista con su carisma al resto del grupo, burlándose de mi personaje… se lo mostré esa misma noche a mi hermana y me dijo que la única persona en este planeta que podía llegar a representarlo era Kieran. Yo lo había conocido personalmente un par de veces, no conocía mucho su trabajo como actor, pero conocía el verdadero carisma que tiene en la realidad.
¿El estilo del humor mezclado con el drama en el guion tiene un estilo parecido a tu admiración por Woody Allen?
Hace 20 años que escribo obras de teatro, muchas ni siquiera están publicadas. Y el tono, esta vez, es el estilo de ficción que más me gusta. Son las novelas de cine que me encantan. Es decir algo importante escondido detrás de una broma, utilizando el humor como excusa. Pero yo trato siempre de plantear temas importantes, temas que me interesen analizar.
¿El campo de concentración que se ve en el cine es el mismo que visitaste en la realidad? ¿Cómo fue ese dolor real, comparado con la ficción?
Básicamente es el mismo campo de concentración Majdanek que habíamos visitado con mi esposa cuando viajamos a Polonia, a cinco minutos donde vivía mi familia, donde todavía tengo primos. Literalmente son 4 minutos y 59 segundos del centro. Es muy extraño. Cuando lo visitamos con mi esposa en el 2008, habíamos sido los primeros en llegar, una mañana con mucha neblina. Fuimos los únicos en entrar. Y a diferencia de Auschwitz o los otros campos de concentración, no parece un museo. Se ve como si lo hubieran liberado el día anterior. Y entrar caminando solos, entre la neblina, sentíamos como si nos cruzáramos con fantasmas de la gente que había estado ahí. Y al escribir el guion, sentí que era algo natural elegir el mismo lugar, dejando atrás la comedia para entrar en el drama. Tuvimos suerte de tener un total acceso para filmar y se ve mucho menos de lo que filmamos. El resto de la historia puede sonar emocional y extraña, pero esta parte necesitaba la reverencia apropiada que se merece.
¿Y la vieja casa de la abuela que los dos personajes visitan en el cine es también la misma que la realidad?
Es exactamente la casa donde mi familia había vivido hasta 1939, donde se suponía que está el fantasma de mi abuela. Hasta pudimos filmar desde adentro, en el dormitorio de mi familia, que es la escena donde se ven los dos personajes caminando desde la casa, al final de la historia. Lo llamamos la toma de «abuela Dory» porque se supone que tenía que verse como si fuera el fantasma de mi abuela que solía vivir ahí, como un dolor real.
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