Ante la grave crisis que enfrenta México por la sequía prolongada ligada al cambio climático y el fenómeno de El Niño, el cuidado del agua es hoy más que nunca un asunto de seguridad nacional y de supervivencia para las propias comunidades.
De acuerdo al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), México ocupa el quinto lugar a nivel mundial en extracción de agua destinada a la industria.
Se calcula que 70% de los residuos generados por este sector son vertidos a ríos, lagos y lagunas sin ningún tratamiento.
La Conagua, a través de la Red Nacional de Medición de la Calidad del Agua (Renameca), establece que 73.9% los sitios de agua superficial monitoreados presentan algún grado de contaminación, es decir, mil 274 de mil 723 sitios, mientras que 6.8% de éstos presentan “toxicidad aguda”.
Debido a esta alarmante situación, el Tecnológico Nacional de México (TecNM), dependiente de la SEP, trabaja en la agenda estratégica Agua Limpia y Saneamiento, con el fin de poner la ciencia al servicio de la sociedad y ofrecer alternativas de solución.
Hugo Ernesto Cuéllar, director del TecNM campus Toluca, destacó que, como parte del Programa de Maestría y Doctorado en Ciencias Ambientales, se realizan importantes investigaciones sobre el saneamiento del agua industrial, ante la escasez cada vez más marcada del agua en México y el mundo.
Lo que tenemos son investigaciones para que el agua la podamos sanear, seguir reutilizando, y si la vamos a desechar, salga lo más pura posible”, indicó.
Un ejemplo es el tren de tratamiento que se desarrolla en los laboratorios de su plantel para el saneamiento del agua residual de la industria alimentaria en el Valle de México.
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Claudia Rosario Muro, profesora-investigadora del TecNM campus Toluca, explicó que para ser viable este proyecto se ofrecen beneficios industriales, sociales y medio ambientales.
El agua que recuperamos se puede utilizar por la misma industria en sus procesos o buscar un beneficio social, al ser canalizada a comunidades donde no tienen el recurso; otro punto importante es que dejamos de explotar los pozos y los mantos acuíferos; en términos ambientales, hay que señalar que reducimos la contaminación del agua, en caso de que sea vertida en ríos o arroyos”, detalló.
La ingeniera química con doctorado en Matemáticas, destacó que el principal atractivo para la industria alimentaria es que puede ahorrar entre 40 y 50% de recursos económicos, al dejar de pagar a una planta externa de tratamiento, que les cobra por el transporte y por cada contaminante que contiene el agua.
Por su parte, Karina Hernández Gómez, doctora en Ciencias Ambientales, señaló que otra ventaja para la industria alimentaria es que puede recuperar su agua tratada, y no tiene que pagar otra vez por el suministro.
Porque, una vez que se llevan el agua, se pierde, entonces en este proyecto lo que buscamos es que sea viable económicamente con los costos de tratamiento y la recuperación del agua para ser reutilizada”, manifestó.
En este caso, el agua residual de la industria alimentaria contiene colorantes, sales y otros elementos orgánicos, que no pueden ser vertidos directamente al drenaje o algún cuerpo de agua.
Vianney Díaz Blancas, investigadora del Programa del Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (Comecyt), resaltó que el tren de tratamiento en el que trabajan genera al final un agua 100% potable, que cumple con los parámetros de la Norma Oficial Mexicano 027 de la Secretaría de Salud.
Comentó que el proceso, que se puede escalar a nivel industrial, tarda alrededor de dos horas, desde que entra el agua contaminada hasta que sale como agua potable, apta para el consumo humano.
El agua residual pasa primero por un filtro de carbón activado que le quita, en este caso, el color rojo, en un proceso de absorción; ya incolora el agua, sigue a una segunda etapa, por una columna de resina iónica, donde pierde las sales disueltas, para posteriormente entrar a un proceso de osmosis, que remueve las pequeñas concentraciones de sales que pudieran quedar, con lo que se obtiene el agua potable.
Hugo Ernesto Cuéllar, director del TecNM Toluca, subrayó que con este proceso la industria puede tener su agua almacenada y reutilizarla, por lo que aumenta la disponibilidad del recurso para otras actividades de primera necesidad.
De acuerdo con los expertos, este tipo de soluciones se pueden aplicar para enfrentar la escasez del agua en regiones como el Valle de México, donde el Sistema Cutzamala, que abastece a 5.5 millones de personas, vive la peor crisis de su historia con un almacenamiento actual de apenas 38.8% y una cuenca donde ya apareció la sequía excepcional, la más severa de todas.
cva
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