El próximo domingo se celebran las elecciones presidenciales de Argentina y Javier Milei, quien es visto como populista de extrema derecha por sus propuestas, es uno de los favoritos.
Ya que millones de argentinos se encuentran descontentos con la economía actual, por lo que planean votar por él.
Milei ha cautivado a los oprimidos y la mayoría de las encuestas lo muestran con una ligera ventaja en los comicios.
Actualmente, las encuestas lo posicionan con el 34.6%, seguido por Sergio Massa con el 30.4% y Patricia Bullrich con el 26.1%.
Sin embargo, si ninguno de los candidatos obtiene al menos el 45% de los votos, o con una diferencia de 90 puntos respecto al segundo, habría una segunda vuelta, programada para el 19 de noviembre.
Por lo que las encuestas indican que Milei no obtendría el porcentaje necesario para evitar una segunda vuelta en noviembre. La mayoría muestra al ministro de Economía, Sergio Massa, de la gobernante coalición de centroizquierda Unión por la Patria, en segundo lugar, seguido de la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de la principal coalición opositora Juntos por el Cambio.
MILEI “EL SEDUCTOR DE LA PATRIA”
A principios de año su bravuconería parecía más un espectáculo para aumentar la audiencia televisiva que el lanzamiento de una candidatura, hasta que sorprendió a la clase política al obtener la mayor cantidad de votos en las primarias de agosto.
Milei saltó a la fama como comentarista de televisión calificando a la “casta política” como parásitos que viven de las arcas del Estado mientras la población general sufre. Su mensaje resonó en un país donde incluso aquellos con empleo a menudo luchan desesperadamente por no caerse de su clase social y otros tantos se han quedado atrás. En los últimos siete años la tasa de pobreza en Argentina ha aumentado 10 puntos porcentuales para ubicarse en el 40%.
Al igual que el expresidente estadounidense Donald Trump y el brasileño Jair Bolsonaro, Milei ha obtenido un amplio apoyo burlándose de la corrección política mientras se presenta como un “outsider” capaz de rescatar a la nación. Apuntar contra la izquierda ha sido una constante a lo largo de su campaña y dice que detener su avance a nivel mundial es una misión que comparte con Trump y Bolsonaro, de quienes han recibido respaldo.
Quien gane las elecciones de Argentina heredará una serie de problemas económicos, incluido el enorme desafío de pagar una deuda de 44.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional. Milei se ha comprometido a recortar el gasto público, eliminar el Banco Central y dolarizar la economía para frenar la inflación que actualmente ronda el 140% anual. Y ha asegurado a los votantes que no hay nada que temer sobre sus audaces propuestas, que sus críticos ven como un salto al vacío.
Milei se opone al aborto, que es legal en Argentina, y ha dicho que la educación sexual es un complot de la izquierda para destruir a la familia. También está a favor de relajar el control de armas y rechaza el cambio climático.
Su libertarismo incluye propuestas peculiares: dice que la ley no debería impedir que las personas puedan vender sus órganos y manifestó abiertamente que vender a los hijos podría ser una elección personal legítima.
De llegar al poder, Milei se verá obligado a construir alianzas en el Congreso, donde a pesar de que sus candidatos puedan ganar bancas –ya que el domingo los argentinos también elegirán a poco más de la mitad de los legisladores de la cámara baja y un tercio del Senado— seguirá dominado por el peronismo y Juntos por el Cambio.
DOLARIZACIÓN
Una de sus tan controversiales propuestas es cambiar el peso argentino por el dólar.
La divisa, que desde su creación en enero de 1992 y durante una década llegó a equivaler a un dólar estadounidense, se fue depreciando por políticas erróneas y recurrentes crisis y actualmente no vale ni medio centavo de la moneda norteamericana.
Milei propone liquidar el Banco Central argentino y dolarizar la economía, un plan que la mayoría de sus colegas cree de imposible ejecución dados los profundos desequilibrios macroeconómicos actuales.
Argentina necesitaría al menos unos 40 mil millones de dólares para ejecutar el plan de Milei.
Milei insiste en que dar muerte al peso para eliminar la constante emisión monetaria que financia el déficit fiscal es la única vía para poner fin a la elevadísima inflación, del 138% interanual en septiembre, pero no son pocos quienes temen que un cambio disruptivo mal ejecutado desemboque en una hiperinflación como la que padeció Argentina en 1989-1990.