«Francamente, las empresas todavía no han hecho mucho en nuestra industria», dijo. «Todo es exageración».
Los productores de combustible aún necesitan dominar la tecnología para construir estos proyectos, afirmó. Y para financiarlos necesitan compradores que estén dispuestos a comprometerse con contratos a largo plazo para el combustible verde, que puede ser de tres a cinco veces más caro que el combustible convencional.
Maersk ha firmado contratos con proveedores de combustible, entre ellos OCI y European Energy, que está construyendo en Dinamarca la que será la mayor planta del mundo productora de metanol con electricidad renovable. La naviera ya tiene clientes como Amazon y Volvo que están dispuestos a pagar más para que sus mercancías sean transportadas con combustibles verdes, con el fin de reducir su propia huella de carbono.
Pero muchas otras empresas aún no están dispuestas a pagar el costo necesario por tecnologías más ecológicas, afirmó El-Hoshy.
La pieza que falta, dijeron El-Hoshy y otros en las industrias del transporte marítimo y del metanol, es una regulación que ayudaría a nivelar el campo de juego entre las empresas que intentan limpiar sus emisiones y aquellas que todavía queman combustibles más sucios.
La Unión Europea está introduciendo normas que alientan a los barcos a descarbonizarse, incluidos nuevos subsidios para los combustibles verdes y sanciones por el uso de combustibles fósiles. Estados Unidos también está estimulando nuevas inversiones en la producción de combustibles verdes y puertos más modernos a través de generosos programas de gasto interno.