Fráncfort. El Banco Central Europeo (BCE) decidió este jueves mantener en máximos históricos los principales tipos de interés, y subrayó que, aunque la inflación se estaba moderando más deprisa de lo que preveía hace sólo unos meses, aún no estaba preparado para bajarlos.
Tras subestimar el repentino aumento de los precios hace dos años, el banco central de los 20 países que comparten el euro se ha mostrado reacio a declarar la victoria sobre lo que resultó ser el brote de inflación más brutal de las últimas décadas.
El BCE mantuvo su principal tipo de interés en 4.0 por ciento, como se esperaba, pero modificó ligeramente su mensaje para reflejar el descenso continuado de la inflación en el último año y medio y las nuevas previsiones económicas, más bajas.
«Estamos avanzando a buen ritmo hacia nuestro objetivo de inflación y, por ello, tenemos más confianza, pero no la suficiente», dijo en rueda de prensa Christine Lagarde, presidenta del BCE.
«Sabremos mucho más en junio», dijo, añadiendo que había un amplio acuerdo al respecto entre los responsables de la política monetaria del BCE.
Varias fuentes han estado diciendo a Reuters durante meses que es poco probable que el BCE reduzca los costes de endeudamiento antes de su reunión del 6 de junio, ya que los datos cruciales sobre los salarios no estarán disponibles hasta mayo.
Esto da al BCE otra reunión —el 11 de abril— para abrir explícitamente la puerta a lo que el economista jefe del BCE, Philip Lane, ha dicho que probablemente sea el primero de una serie de recortes de tipos.
Los inversores han previsto tres o cuatro recortes del tipo de 4 por ciento que el BCE paga por los depósitos bancarios este año, situándolo en 3.25 por ciento o 3.0 por ciento.
Menor inflación y crecimiento
En sus proyecciones económicas trimestrales, el BCE redujo su previsión de inflación para este año de 2.7 por ciento a 2.3. Esto podría significar que el banco central alcance su objetivo de 2 por ciento este año, y no en 2025, como había previsto.
La inflación lleva bajando casi 18 meses y en febrero se situó en 2.6 por ciento.
Esto se debió en parte a una fuerte caída del coste del combustible, que se había visto impulsado por la invasión rusa de Ucrania, pero también reflejó el mayor aumento de los costes de endeudamiento jamás aplicado por el BCE, que ha paralizado la concesión de préstamos.
Pero la inflación subyacente, excluidos los volátiles precios de los alimentos y los carburantes, se mantuvo en 3.1 por ciento, y un índice de precios de los servicios, estrechamente ligados al crecimiento de los salarios, subió casi 4.
La debilidad del crecimiento y la inflación ha llevado a varios miembros del Consejo de Gobierno del BCE, entre ellos el presidente del banco central español, Pablo Hernández de Cos, a hablar de una próxima bajada de tipos. El griego Yannis Stournaras ha apuntado a junio como fecha probable.