El magnate mexicano Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, aseguró este martes que no ha sido beneficiado por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y subrayó que Telmex «ya no es negocio» porque lleva diez años «en números rojos».
«Telmex ya no sigue siendo un negocio. (…) Está en números rojos desde hace 10 años», afirmó Slim, dueño de una fortuna valorada en más de 100.000 millones de dólares, durante una poco habitual conferencia de prensa en la sede del Grupo Financiero Inbursa en la Ciudad de México.
No obstante, indicó que no pensaba vender la empresa de telecomunicaciones ya que debe ser una empresa mexicana.
«Ya les dije a mis hijos que no la pueden vender (Telmex), no es un negocio ya, pero no la vamos a vender», agregó en su comparecencia de más de tres horas de duración, al comentar uno de sus grandes hitos empresariales cuando adquirió el gigante telefónico en 1990.
Slim, de 84 años y quien dijo que convocó la rueda de prensa para «aclarar todas las cosas que se dicen», aprovechó para ofrecer una dilatada explicación de su trayectoria empresarial desde 1960 hasta la actualidad.
En el turno de preguntas, el empresario rechazó las acusaciones de favoritismo por parte del gobierno de López Obrador.
«De este Gobierno no he recibido beneficio y yo sí he dado beneficio”, dijo Slim al subrayar que, por ejemplo, apenas ha realizado obra pública en el sexenio actual en comparación a cómo participó en el sector en gobiernos anteriores.
Aunque sí reconoció su buena relación personal con el actual mandatario, quien dejará la presidencia de México en octubre de este año al término de su sexenio.
«Ahora, con el Tren Maya, me reúno más con el presidente. Tres o cuatro horas, (…) pero tenemos nuestras diferencias», respondió en relación a ser el empresario que más encuentros ha tenido con el mandatario.
Slim indicó que su empresa de infraestructura solo participa en uno de los siete tramos del Tren Maya, una de las obras principales de López Obrador que busca impulsar el desarrollo económico en el sureste de México.
Por otro lado, comentó la importancia del «nearshoring» o relocalización empresarial, fenómeno que supone una gran oportunidad para México por su vecindad con el mercado estadounidense, pero que exige un mayor nivel de inversión tanto por el sector público como por el privado en el país.