El pasado 15 de noviembre, en el Auditorio Vicente Guerrero del municipio de Tixtla, Guerrero, la poeta y narradora coahuilense Carmen Ávila (Saltillo, 1981) recibió el XIX Premio Nacional de Novela y Poesía Ignacio Manuel Altamirano, en la categoría de Novela.
Ávila, quien en la actualidad tiene su residencia en Francia, triunfó gracias a su obra El vuelo de las grullas, misma que postuló bajo el pseudónimo de María Fungi y la cual fue evaluada por un jurado conformado por la sonorense Eve Gil, el regiomontano Antonio Ramos Revillas y por el lagunero y colaborador de la revista Siglo Nuevo Vicente Alfonso.
Según indicó el jurado, la obra de Ávila otorga “una voz segura e íntima a un personaje que muestra la fragilidad del Yo en el marco de la guerra. En una época y tradición un poco amarrada en la literatura mexicana contemporánea”.
Carmen Ávila, quien es más conocida por su trabajo poético, se adentra así en el mundo de la prosa.
“Estoy muy contenta, porque pensé que nunca iba a poder escribir una novela. Se me hacía algo de largo alcance”.
Narrativa de una Guerra
En su visita a México con motivo de la entrega del premio, Carmen Ávila respondió al llamado telefónico de El Siglo de Torreón. Indicó que el origen de El vuelo de las grullas se remonta al año 2011, cuando el Gobierno de Japón le otorgó la beca de intercambio cultural llamada El Barco Mundial de la Juventud. Gracias a ella, tuvo la oportunidad de viajar en una embarcación durante dos meses por el océano Pacífico.
La beca también le permitió conocer la cultura japonesa, al tiempo que los nipones hacían lo propio con las culturas de los 250 participantes provenientes de 12 países. El periplo incluía la impartición de cursos y talleres. La coahuilense recuerda que tuvo de profesor a un antropólogo de nombre Yasushi Kikushi, quien le compartió sus recuerdos sobre la Segunda Guerra Mundial.
“Sabía que él había sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial cuando estaba pequeño (tenía cinco años). Entonces le dije: ‘Quiero que me diga cómo sucedió, sus recuerdos de cuando estaba pequeño’. Y la verdad no quería al principio, estaba muy dudoso, me decía que para qué y yo le respondía que los jóvenes tenían qué saber cómo sucedió la guerra, para nosotros es muy lejano”.
Ávila logró convencer a su profesor y quedó impresionada ante sus memorias. Algunas de ellas eran crudas, mostraban momentos crueles, difíciles de asimilar. La escritora tomó apuntes y los guardó, segura de que algún día haría algo con ellos.
“No hay guerra que sea bonita, en todas las guerras se viven horrores”.
Fue hasta finales de 2023 cuando Carmen Ávila comenzó a redactar El vuelo de las grullas. Para ello tomó los testimonios de su profesor Yasushi Kikushi para crear a su protagonista, un joven que vive el Japón de los años cincuenta, pero además investigó cómo había sucedido la guerra en el país del sol naciente.
“La verdad es que al final queda algo de esperanza. Ante toda la destrucción, el protagonista tiene que seguir viviendo y no darse por vencido. Le suceden muchas cosas, tiene que pasar por la bomba atómica, se le muere la hermana, la mamá, el papá, la novia. Es un adolescente de secundaria hasta que llega a la universidad, son esos años que transcurren y en ‘flashbacks’ está regresando a los recuerdos de la niñez”.
Según compartió la escritora, El vuelo de las grullas es una novela de aproximadamente 140 páginas dividida en nueve capítulos cortos.
El XIX Premio Nacional de Novela y Poesía Ignacio Manuel Altamirano consiste en un estímulo económico de 120 mil pesos y la publicación del libro en abril de 2025 por parte de la Secretaría de Cultura de Guerrero.
En esta edición, Azul Ramos fue la ganadora en la categoría de Poesía, gracias a su poemario Autorretrato de la Luz.