La escasez de agua, que durante mucho tiempo fue una preocupación inminente en las naciones áridas de todo el mundo, ya llegó a México. El “Día Cero”, el día en que los recursos hídricos se vuelven irreversiblemente escasos, se está apoderando rápidamente del país. Aquí, la crisis está impulsada por una confluencia de factores: la desigualdad en el acceso, la contaminación y el impacto cada vez más acelerado del cambio climático.
El agua es la base de la vida y un motor clave del progreso económico y social. Desde los albores de la civilización, ha permitido el comercio, la agricultura y el crecimiento de las comunidades. Sin embargo, pocos campos especializados externos (como la hidrología o las ciencias ambientales) comprenden realmente la complejidad de este recurso vital.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el estrés hídrico se produce cuando la demanda supera la oferta o cuando la calidad del agua la vuelve inutilizable. En México, ambas cuestiones están en juego. La expansión industrial, el crecimiento demográfico y las políticas públicas inadecuadas han profundizado la crisis, que se siente más agudamente en las zonas rurales y entre las poblaciones vulnerables. Sin una intervención inmediata (a través de inversiones en infraestructura, reformas legislativas y una sólida gestión del agua), la situación empeorará, amenazando no sólo la economía sino también el bienestar de millones de mexicanos.
La realidad del agua en México
Sarah Hartman, experta en política ambiental y aguas subterráneas de México en la Agencia Nacional del Agua de Australia, ha estado haciendo sonar la alarma. Hablando con Mexico News Daily, Hartman enfatizó la falta de conciencia pública sobre los temas de agua y saneamiento.
“Tenemos que intentar hacer lo mejor con lo que tenemos”, dijo, explicando que hay un puñado de medidas simples que podrían mejorar drásticamente la calidad del agua. “Si mi agua tiene cloro y algunas bacterias caen en partículas de polvo en esa agua, el objetivo de ese cloro es desinfectar para eliminar las bacterias que acaban de caer. Si sigo dejando el agua descubierta, habrá un punto en el que entran bacterias que no se pueden eliminar con cloro y además hay polvo en el agua… así que la solución es mantener el agua cubierta”.

“Estas son cosas simples en las que no pensamos [in Mexico] en absoluto”, finalizó.
En México, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) es la principal institución del país para la gestión de los recursos hídricos. Recientemente, la CONAGUA publicó un informe a través del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) destacando el uso abrumador del agua para fines agrícolas. Según el informe, un sorprendente 76 por ciento del agua del país es consumido por el sector agrícola, seguido por el suministro público (14 por ciento), la industria (cinco por ciento) y la producción de energía eléctrica (cinco por ciento).
“La gestión del agua en México es un desafío, particularmente por su distribución geográfica”, dijo Bernardo Villasuso, Director LATAM de Nalco Water Light, empresa estadounidense especializada en soluciones de agua, energía y aire para mercados industriales. Explicó que el suministro de agua de México proviene principalmente de lagos, ríos y represas, los cuales se encuentran distribuidos de manera desigual a lo largo del país. Regiones como El Bajío, el centro de México y partes del noreste son particularmente escasas en recursos de agua tanto superficiales como subterráneas.
Una de las vías más críticas para acceder al agua, según Villasuso, es a través de pozos y reservas subterráneas, que requieren un bombeo intensivo para extraer agua del subsuelo. «Es esencial tener en cuenta que las industrias no aprovechan directamente los ríos o pozos para satisfacer sus necesidades de agua», añadió. “Las industrias no toman agua de los ríos ni de los pozos, sino a través de las redes municipales… esta agua tiene un tratamiento previo por parte de las instituciones regionales”.

La magnitud del problema se ve exacerbada por la disminución de la disponibilidad de agua. Según datos del Banco Mundial, la disponibilidad de agua per cápita en México se ha desplomado de 10.000 metros cúbicos por año en 1960 a sólo 4.000 en 2012. Las proyecciones indican que esta cifra podría caer por debajo de los 3.000 metros cúbicos para 2030, una disminución sorprendente que podría haber afectado mucho. llegando a consecuencias.
Un estudio reciente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) describe cinco temas críticos que impulsan la crisis del agua. Estos incluyen la falta de planificación a largo plazo, técnicas de producción agrícola ineficientes y contaminación, como la contaminación por arsénico en áreas como Zacatecas, Querétaro, Sinaloa, Guanajuato, Aguascalientes y San Luis Potosí. La rápida urbanización en ciudades como Monterrey ha exacerbado la escasez de agua, mientras que la deforestación en regiones como Ciudad de México, la Península de Yucatán, Michoacán, Jalisco y Chiapas ejerce aún más presión sobre el suministro de agua.
Los desafíos son complejos y de amplio alcance, y exigen esfuerzos coordinados entre los sectores gubernamental, industrial y agrícola. Con la profundización de la crisis del agua en México, la capacidad del país para gestionar su recurso más vital está cada vez más en juego.
Agua, cambio climático y México

La crisis del agua en México es inseparable de los desafíos globales del cambio climático. Un estudio de la Red Interamericana de Academias de Ciencias (IANAS) identifica cinco factores clave de la degradación de la calidad del agua: crecimiento demográfico, urbanización, industrialización, cambios en el uso de la tierra y actividades humanas. Estas fuerzas han exacerbado la escasez de agua en México y gran parte del mundo.
A pesar de los esfuerzos gubernamentales desde la década de 1970, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 1.100 millones de personas en todo el mundo todavía carecen de acceso a agua potable y 2.600 millones carecen de servicios sanitarios adecuados. En México, mientras el 92% de la población tiene acceso a agua potable, sólo el 14% recibe agua tratada en su hogar.
Victoria Edwards, cofundadora y directora ejecutiva de FIDO Tech, un proveedor de soluciones de tecnología e inteligencia artificial con sede en el Reino Unido que actualmente trabaja con Microsoft para combatir las sequías en Querétaro, dijo que entre el 30 y el 70 por ciento de toda el agua limpia producida en México se pierde debido a fugas. .
“Todos desperdiciamos agua, tanto como individuos como como empresas… pero la mayor parte del desperdicio ocurre incluso antes de que el agua llegue a nuestros grifos. Este nivel de desperdicio del sistema de agua es ahora inadmisible”, afirmó.

Para agravar estos desafíos, la CONAGUA informa que el 76% del agua de México se utiliza para la agricultura, y sólo el 14% para el suministro público. Las necesidades industriales y energéticas representan el 10% restante. Este desequilibrio ejerce aún más presión sobre los recursos hídricos del país, que están cada vez más amenazados por las sequías y el aumento de las temperaturas.
Un informe de S&P Global Ratings pronostica que para 2050, 20 de los 32 estados de México podrían enfrentar un estrés hídrico severo, y es probable que el 60 por ciento del territorio del país experimente un crecimiento económico reducido debido a la sequía. El panorama es sombrío, pero no está exento de esperanza, si se toman medidas rápidas y decisivas.
La visión de Claudia Sheinbaum sobre el agua
Dada la importancia de un suministro de agua limpia y segura, el agua constituye una piedra angular de la agenda de la nueva presidenta Claudia Sheinbaum. Como parte de sus 100 propuestas de campaña, Sheinbaum se ha comprometido a garantizar el acceso al agua potable a través de un Plan Nacional de Aguas y mediante la revisión de la Ley de Aguas vigente en el país.
Su plataforma incluye medidas para modernizar el riego agrícola, mejorar el tratamiento del agua para uso industrial y agrícola y desarrollar infraestructura estratégica para garantizar el suministro de agua a comunidades desatendidas. Para 2025, Sheinbaum pretende destinar 110 millones de pesos del Fondo de Aportación a Infraestructura Social (FAIS) a proyectos hídricos en los municipios más pobres de México.
El nuevo plan Río Balsas-Pacífico Sur, en particular, buscará llevar agua potable a algunas de las comunidades más vulnerables de México en el empobrecido sur del país.
Sin embargo, no todo el mundo está convencido. Mónica Olvera Molina, directora de Estrategia de Cambio Sistémico de Cántaro Azul, organización sin fines de lucro especializada en agua, higiene y saneamiento, se mantiene escéptica. En una sincera entrevista con Mexico News Daily, criticó el panorama político que rodea la distribución del agua.
«Es bastante fantástico tener el agua como parte de los 100 puntos, pero esto no es suficiente… el agua todavía se utiliza principalmente para fines políticos con algunos grupos de intereses», dijo. «Esto debe enfocarse como parte de los derechos humanos para incluir a las comunidades vulnerables».
Olvera señaló que las regiones con influencia y poder financiero tienden a recibir más recursos. Sostuvo que en muchas zonas que se cree que sufren escasez de agua, el verdadero problema es la falta de voluntad política para invertir en infraestructura, más que una auténtica ausencia de agua.

Su crítica apunta a una cuestión más amplia: la propiedad y la gobernanza del agua en México. Sostiene que, en la práctica, el agua pertenece al gobierno, no al pueblo, porque el marco legal necesario para garantizar los derechos sobre el agua es inadecuado o no se aplica.
El futuro del agua de México: una serie sobre crisis y esperanza
Este artículo es el primero de una serie que explora la compleja crisis del agua en México. Desde las aguas subterráneas contaminadas con arsénico y fluoruro hasta las presiones de la industrialización y la deslocalización, los desafíos hídricos de México son enormes. El crecimiento demográfico y la inversión extranjera están impulsando la demanda, particularmente en megaciudades como Ciudad de México, mientras que la contaminación y la gestión ineficiente exacerban la situación.
Mexico News Daily profundizará en estos temas, con aportes de expertos nacionales e internacionales. Los temas incluirán las consecuencias económicas y sociales de la escasez de agua, el impacto de las actividades industriales y agrícolas, y las iniciativas públicas y privadas destinadas a mejorar la gobernanza del agua.
Lo que está en juego es algo más que la estabilidad económica: es la supervivencia de las comunidades, los ecosistemas y el futuro mismo del país. Abordar la crisis del agua en México requerirá acciones coordinadas, soluciones innovadoras y un compromiso renovado para salvaguardar este recurso tan preciado.
Originaria de Texas, Nancy Moya tiene dos títulos de la Universidad Estatal de Nuevo México y la Universidad de Texas en El Paso. Con 15 años de experiencia en periodismo impreso y televisivo, ha trabajado con medios reconocidos como Univisión, The Associated Press, El Diario de El Paso, Norteamérica y Mundo Ejecutivo de México, Deutsche Welle de Alemania y El Ibérico en español de Londres. entre otros.