¿Suena familiar?
Código de Ética de la Corte Suprema
El lunes, la Corte Suprema adoptó su primer código de ética, una respuesta directa a las acusaciones de escándalo y mala conducta relacionadas con el comportamiento de los jueces Clarence Thomas y Samuel Alito. En una declaración no firmada del tribunal, los jueces dijeron que este código escrito refleja estándares informales arraigados desde hace mucho tiempo.
«Sin embargo, la ausencia de un código ha llevado en los últimos años al malentendido de que los jueces de este tribunal, a diferencia de todos los demás juristas de este país, se consideran libres de reglas éticas», escribieron los jueces. «Para disipar este malentendido, estamos publicando este código, que representa en gran medida una codificación de principios que durante mucho tiempo hemos considerado que rigen nuestra conducta».
El código es heterogéneo. Por un lado, la decisión de los nueve jueces de adoptar este código es una clara victoria para los críticos que los han estado presionando para que hagan algo con respecto a su problema ético. Por otro lado, ¿de qué sirve un código de ética sin un mecanismo de aplicación? Los jueces pueden comprometerse, por su honor, a respetar estas normas. Pero si el juez Thomas decide tomar otro vuelo en jet privado a otro resort de lujo, no hay nadie –ninguna fuerza– que pueda exigirle responsabilidades.
Entonces, en un sentido real, este nuevo código de ética es poco más que una medida de relaciones públicas. Y para aquellos de nosotros que pensamos que la Corte Suprema es demasiado poderosa, el código refuerza la idea de que el único administrador legítimo del comportamiento de la corte es la corte misma.
Es bueno que el tribunal se sintiera obligado a responder al público. Sería mejor si el Congreso ejerciera su autoridad constitucional para dar forma (y disciplinar) a la institución.