“El pueblo mexicano es capaz de juzgar lo que más le conviene. Estados Unidos no debería privarlo de sus derechos sugiriendo lo contrario”.
Esas dos frases forman parte de la respuesta del próximo secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, y del futuro secretario de Economía, Marcelo Ebrard, a los comentarios del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, y de The Washington Post sobre la propuesta de reforma judicial del gobierno federal.
Un día después de que los legisladores de la Cámara Baja del Congreso de México aprobaran el proyecto de reforma judicial, el Post publicó una carta escrito por De la Fuente y Ebrard en respuesta a Declaración de Salazar del 22 de agosto sobre la propuesta de reforma y un Editorial publicado por el Post Tres días después.
En su declaración, Salazar dijo creer que “la elección popular directa de jueces es un riesgo importante para el funcionamiento de la democracia en México”.
También dijo que “el debate sobre la elección directa de jueces… así como la feroz política si se aprobaran las elecciones de jueces en 2025 y 2027, amenazarán la histórica relación comercial que hemos construido, que se basa en la confianza de los inversionistas en el marco legal de México”.
El consejo editorial del Washington Post En líneas generales, coincidió con Salazar y declaró que “tenía todo el derecho a opinar” sobre el tema, una opinión que contrasta marcadamente con la expresada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Agregó que los “intereses mutuos” de México y Estados Unidos “en cuestiones que abarcan el comercio, la migración, el crimen organizado y la seguridad nacional… justifican la preocupación de Salazar de que la ‘reforma’ de López Obrador carece de las ‘salvaguardias que aseguren que el poder judicial se fortalezca y no esté sujeto a la corrupción de la política’”.
El consejo editorial también dijo que las afirmaciones de López Obrador y la presidenta electa Claudia Sheinbaum de que el objetivo de la reforma es eliminar la corrupción en el poder judicial son una “cortina de humo”.
“El poder judicial de México se ha atrevido muchas veces a resistir las políticas más caprichosas de López Obrador y de su partido. Quiere derrotarlo de una vez por todas”, afirmó el Post.
El consejo editorial también dijo que “sería una pena que la independencia judicial en México muriera porque la señora Sheinbaum carece de independencia política respecto del señor López Obrador”.
Sheinbaum, protegida política del presidente, apoya plenamente la reforma y esta semana declaró que ésta no “afectará nuestras relaciones comerciales ni la inversión privada nacional y extranjera”.
En su carta al Post, De la Fuente, exministro de Salud federal que recientemente se desempeñó como representante de México ante la ONU, y Ebrard, exministro de Relaciones Exteriores y alcalde de la Ciudad de México, escribieron que “México está atravesando un proceso interno para abordar una reforma muy necesaria de su sistema de justicia, con el propósito de fortalecer y reforzar su transparencia y eficiencia”.
“Estos son valores que comparten tanto Estados Unidos como México”, dijeron.
En su carta, publicada bajo el título ““Estados Unidos no tiene legitimidad para criticar las reformas judiciales de México”, los dos ministros entrantes describieron las afirmaciones de Salazar y del Post de que la elección directa de jueces “de alguna manera amenaza la democracia de México” como “al mismo tiempo preocupantes y desconcertantes”.
“Contrariamente al argumento del Post de que los asuntos internos de México son un asunto de preocupación hemisférica, tal interferencia es contraria al principio reconocido por la ONU de que las naciones tienen el deber de no intervenir en asuntos dentro de la jurisdicción interna de cualquier estado”, escribieron.
“Y la naturaleza específica del argumento presentado por The Post y el señor Salazar sugiere un doble estándar: lo que es virtud en Estados Unidos es vicio en México”, agregaron De la Fuente y Ebrard.
Argumentaron que los estadounidenses “parecen considerar” “confiable” la práctica de elegir jueces en muchos estados de Estados Unidos (en Estados Unidos no se eligen jueces federales) y afirmaron que “México nunca ha sugerido que la democracia estadounidense esté en peligro debido a esto”.
Los funcionarios entrantes dijeron que “una reforma judicial integral merece un amplio debate interno”, pero afirmaron que tal debate ocurrió “en México durante el reciente proceso electoral”, un proceso que culminó en victorias integrales para Sheinbaum y el partido gobernante Morena que colocaron a los legisladores en una posición fuerte para aprobar el proyecto de ley constitucional.
“… Así como México respeta el derecho de Estados Unidos a la autodeterminación a través de sus procesos políticos, incluso cuando los resultados podrían no favorecer los intereses mexicanos, Estados Unidos debe mostrar el mismo respeto por la búsqueda soberana de México de un poder judicial más transparente, responsable e independiente, llevada a cabo a través de nuestros procedimientos legales constitucionales internos”, escribieron De la Fuente y Ebrard.
Las dos siguientes frases fueron las que aparecen en la parte superior de este artículo.
De la Fuente y Ebrard también dijeron que Sheinbaum —quien será juramentada como la primera presidenta de México el 1 de octubre— “podría simplemente llenar la Suprema Corte mexicana con leales, como lo hacen los líderes en muchos otros países”, dada la mayoría que Morena obtuvo en las elecciones del 2 de junio.
“Su apoyo a la elección directa del poder judicial es una expresión de apoyo a la democracia mexicana y a la independencia judicial de cualquier administración o líder”, agregaron.
También dijeron que “México seguirá abierto a cualquier compromiso constructivo e intercambio de ideas en línea con nuestros valores democráticos siempre y cuando esas conversaciones estén arraigadas en el profundo respeto que México y Estados Unidos tienen entre sí y por su soberanía”.
Tras recibir una reprimenda de López Obrador por sus declaraciones, Salazar dijo que “las preocupaciones” que expresó sobre la elección directa de jueces se hicieron con un “espíritu de colaboración” y que “como socios buscamos un diálogo honesto y abierto para continuar con el gran progreso democrático y económico que hemos alcanzado”.
Cuatro días después, López Obrador anunció que la relación del gobierno mexicano con Estados Unidos en México estaba “en pausa” por lo que calificó como una “intervención” en los asuntos internos de México por parte del embajador estadounidense.
Al concluir su enérgica carta, De la Fuente y Ebrard parecieron desestimar la preocupación de Salazar de que la relación comercial entre México y Estados Unidos estaba en riesgo.
“Somos vecinos, somos amigos y somos socios en el crecimiento, construyendo prosperidad para nuestro futuro común”, escribieron.
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