Ante el retraso en el nombramiento de titular para el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo (IMCS), en VANGUARDIA conversamos con miembros de la comunidad artística local sobre lo que representa este hecho para la administración del alcalde Javier Diaz y algunas de las características que debe contar el perfil de quien elija para el puesto.
Todas las personas entrevistadas coinciden en que este perfil debe ser de alguien preparado para la gestión cultural y la administración, además de contar con una visión amplia del quehacer cultural en todas sus disciplinas. También la mayoría considera favorable que este nombramiento se tome con cautela, aunque hubo quien cuestionó que no se hiciera con tiempo.
“Tiene que ser un servidor público de carrera, honesto y que sea reconocido por tener las puertas abiertas de su oficina, que sepa y quiera escuchar al complejo y temperamental pero muy valioso e indispensable sector de creadores de la ciudad […] Más que un artista, debe ser un gestor cultural de carrera que conozca bien los laberintos de la burocracia cultural de la ciudad, del estado y del país”, compartió el gestor cultural Sergio Castillo, quien puso como ejemplos a directores de instituciones municipales y estatales como Magolo Cárdenas, Mabel Garza, Pedro Moreno, Sofía García Camil, y reconoció el trabajo de Leticia Rodarte quien “es ratificada, yo le pediría que regresen los programas a los centros comunitarios y al espacio público”.
Por su parte, Mabel Garza Blackaller, directora de teatro y ex-directora del IMCS, mencionó que esta persona “debe poseer una firme vocación para entrarle a la gestión cultural y lo que eso implica: ponerte en los zapatos de los creadores, saber ver todas las expresiones artísticas de todos los estratos y ambientes de la ciudad, no cejar en la creación de nuevos públicos, tener la capacidad de leer tu ciudad en términos culturales… Y saber convencer a los políticos de esas nobles intenciones para que lleguen los recursos necesarios”.
La también promotora, bailarina y coreógrafa Penélope Quero coincidió en esos puntos y agregó que debe “entender los procesos creativos, porque muchas veces, los programas o los apoyos, no están hechos desde esta visión. También, es súper importante, para darle el valor que merece a los trabajos realizados, los tiempos que se consideran en las convocatorias, o solicitudes de colaboración, la realidad sobre los costos de material, tiempo, honorarios, difusión, etc. […] Por otro lado, se requiere una visión amplia, que además de trabajar en sinergía con el Gobierno del Estado, pueda articular, con instituciones y agentes culturales, e imaginar como conectar con ong’s, y otro tipo de stakeholders. Entender que el arte, es también una industria, es relevante, para dejar de pensar de forma paternalista, y darle el valor que merece el trabajo de los creadores”.
Por último, la investigadora e historiadora de arte, Ana Isabel Pérez-Gavilán, considera que “está bien que se tomen el tiempo si realmente es para identificar a alguien con el perfil adecuado, el problema es cuando se asignan esos puestos por compromisos políticos”, mientras que del perfil menciona que deber tener “experiencia, estatura profesional y ética, compromiso social, conocimiento del desarrollo del sector en los últimos 10 años, pensamiento a largo plazo y capacidad de gestión”.