Por Luis Ferré-Sadurní
En el cobertizo derruido de una granja en la región rural de North Country del estado de Nueva York, las pertenencias de una familia de migrantes que sigilosamente se refugió para pasar la noche seguían visibles meses más tarde: algunas ropas y zapatos de niños, ya endurecidos por el frío y una delgada capa de nieve.
Thomas Brassard recordó su sorpresa cuando vio a la familia —padre, madre y dos niños— salir del cobertizo cuando él encendió su camión temprano en la mañana.
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Le preguntaron en un mal inglés si podía llevarlos a la ciudad más cercana. Brassard se disculpó y les dijo que no podía ayudarlos y, luego, llamó a la Patrulla Fronteriza, la cual rápidamente fue a arrestarlos.
Esta escena se ha vuelto algo muy común en Champlain, Nueva York, ciudad que se encuentra enclavada en la frontera estatal con Canadá; tan es así, que la alcaldesa lleva guantes y sombreros tejidos en la cajuela de su auto para regalárselos a los migrantes con los que se topa.
“El clima es tan extremo, que sencillamente no es posible sobrevivir”, señaló Janet McFetridge, la alcaldesa del pueblo. “La Patrulla Fronteriza trabaja muchísimo para salvarle la vida a la gente, porque a eso se reduce”.
Conforme los migrantes siguen saturando la frontera sur del país con cifras históricas, una ola cada vez más grande está probando una ruta alternativa para ingresar a Estados Unidos: a través de la frontera menos reforzada y más extensa de Canadá.
En vez de sufrir un trayecto tan difícil a través del Tapón del Darién y un encuentro casi seguro con la Patrulla Fronteriza, los migrantes de lugares tan lejanos como México, la India y Venezuela que cuentan con suficientes recursos han estado llegando en avión a Canadá, donde tienen la ventaja de que ahí los cruces fronterizos no tienen muros ni vallas imponentes.
No obstante, las condiciones tan peligrosas han dado lugar a reiterados rescates de los migrantes que se quedan varados en los oscuros bosques o a quienes tienen que atender por hipotermia. Durante los últimos dos años, al menos una docena de migrantes —familias, niños, una madre embarazada— han muerto en su intento por cruzar y sus cuerpos congelados han sido encontrados en los ríos y los bosques.
Las autoridades de la frontera norte de Estados Unidos registraron 191.603 encuentros con personas que estaban cruzando a Estados Unidos en 2023, un aumento del 41 por ciento en comparación con 2022, aunque sigue siendo una cifra pequeña comparada con los más de dos millones de personas arrestadas el año pasado en su frontera sur.
Y pese a que la enorme mayoría de esos migrantes se presentaron en los puertos de entrada oficiales para solicitar asilo, una cantidad cada vez más grande fue arrestada después de cruzar de manera ilegal a Estados Unidos, en ocasiones guiados por traficantes.
El año pasado, más de 12.200 personas fueron detenidas cruzando de manera ilegal desde Canadá, un 241 por ciento más de las 3578 arrestadas el año anterior. La mayoría de ellas eran mexicanos que pueden ir en avión a Canadá sin necesidad de visa y que tal vez prefieren esa frontera para eludir a los cárteles que explotan a los migrantes en su país.
Este fenómeno ha transformado un área fronteriza de 474 kilómetros a lo largo de Nueva York, Vermont y Nuevo Hampshire, en una zona activa para la migración: cerca del 70 por ciento de los cruces ilegales en 2023 ocurrieron en esta franja, conocida como el sector Swanton.
Robert Garcia, el jefe de la Patrulla Fronteriza a cargo del sector Swanton, señaló el viernes en las redes sociales que las 3100 personas arrestadas en ese sector desde octubre —una cantidad mayor que en los cuatro años fiscales anteriores, juntos— procedían de 55 países.
Las autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por su sigla en inglés) de Estados Unidos señalaron en un comunicado que este país había establecido una relación laboral estrecha con Canadá “a fin de facilitar los cruces legales a través de los puertos de entrada y combatir la migración irregular, como la del sector Swanton”.
“La CBP hace ajustes constantes para las tendencias cambiantes, al mismo tiempo que sigue solicitando al Congreso que proporcione los recursos y el personal necesarios para mantener y mejorar la seguridad a lo largo de nuestras fronteras”, señaló un portavoz en el comunicado.
Los cruces ilegales en ocasiones son facilitados por nuevos operadores de tráfico de personas, casi siempre establecidos fuera de Nueva York, que anuncian sus servicios en redes sociales y cobran a los migrantes miles de dólares para llevarlos desde Canadá a Estados Unidos, y a menudo dejan a los migrantes en deuda con los traficantes.
Los fiscales federales de Syracuse, Nueva York, han presentado una serie de casos que tienen como fin desmontar las empresas de traficantes, especificando en documentos judiciales cómo los traficantes —tanto estadounidenses como extranjeros— ayudan a guiar a los migrantes a través del bosque y coordinan a los conductores con placas de otro estado para que los recojan cuando ya hayan entrado.
Los arrestos se producen cuando varios migrantes han muerto en su intento de cruzar en condiciones peligrosas, a veces engañados por los traficantes.
En enero de 2022, una familia india de cuatro integrantes —entre ellos una niña de 11 años y un niño de 3 años— fue hallada congelada a unos cuantos metros de la frontera de Manitoba, Canadá. Un año después, recuperaron en el río San Lorenzo, en Quebec, los cuerpos de ocho personas (una familia india y una familia rumana). Todos estaban tratando de cruzar a Estados Unidos.
En enero de 2023, Fritznel Richard, de 44 años, un haitiano que viajaba a Estados Unidos, fue hallado congelado en el bosque de un municipio fronterizo de Quebec. Al mes siguiente, José Leos Cervantes, de 45 años, procedente de México, se desplomó y murió poco tiempo después de entrar caminando a Vermont.
Y el 14 de diciembre, las autoridades hallaron en el Gran Río Chazy, en Champlain, el cuerpo de una mujer de 33 años procedente de México que tenía cinco meses de embarazo. Esta mujer, Ana Vasquez Flores, había viajado desde Quebec e intentaba reunirse con su marido en Estados Unidos.
Poco tiempo después, los fiscales estadounidenses acusaron a un colombiano que vivía en Canadá de vender sus servicios de tráfico a Vasquez Flores y su esposo en TikTok y de cobrarles 2500 dólares para conducirla a través de la frontera por medio de mensajes de texto. El hombre fue arrestado y extraditado a Estados Unidos.
Algunas partes de la frontera de Estados Unidos con Canadá —la cual, con 8891 kilómetros, es la frontera internacional más larga del mundo— están separadas con barreras naturales, como los Grandes Lagos, pero una buena parte de ella, sobre todo en el noreste de Nueva York, es plana y árida, con unos cuantos bosques o campos abiertos donde unas marcas de simples piedras determinan el límite.
Según las autoridades, muchos migrantes que cruzan de manera ilegal a Estados Unidos atraviesan por bosques transitables que de todos modos pueden resultar peligrosos. Las temperaturas por lo regular son inferiores a los 0 grados Celsius en las frías noches de invierno, un frío muy peligroso para quienes no traen la ropa adecuada. Además, tal vez en estos bosques haya esparcidos arroyos, lagunas y pantanos que se congelan con mucha rapidez.
Los funcionarios de la Patrulla Fronteriza comentaron que, desde octubre de 2022, han realizado quince misiones de salvamento en las que rescataron a 37 personas a lo largo de la frontera norte de Estados Unidos.
c.2024 The New York Times Company