Una de las descripciones más lindas y reales de aquello que todo ser humano va persiguiendo dice que “el amor es un estar continuado, no un súbito arranque”, del libro de Erich Fromm El arte de amar.
Cuántas veces nos hemos rendido, nos hemos cansado, nos hemos desilusionado ante una idea difuminada, una figura con grietas, una nobleza resquebrajada y la pasión pausada, lenta, desganada. ¿Cuántas veces le hemos reprochado a la vida por no darnos lo que uno merecía?, ¿cuántas veces la insatisfacción nos ha cegado a los placeres más grandes de la experiencia humana?, ¿cuántas veces hemos estado frente a la decisión del amor y la hemos desechado… por miedo, apatía e indiferencia? “Pero el amor, esa palabra… moralista, Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas…”, capítulo 96 de Rayuela, novela de Julio Cortázar.
Cómo es posible que hayamos cargado de moralidad lo menos reglamentario y tangible de la vida… lo más místico, inquietante, doloroso,…
Más información — ERO EL AMOR, ESA PALABRA…»