El Índice de Precios al Consumo (IPC) del Reino Unido se situó en el 6.7 % el pasado agosto, frente a un 6.8 % en julio, según datos difundidos este miércoles por la Oficina nacional de estadísticas (ONS, en inglés).
La inesperada bajada, que situó la inflación en este país en su nivel más bajo en 18 meses, sorprendió a los analistas, que habían anticipado un incremento de ese índice debido al aumento de los precios del combustible.
Según indicó hoy Grant Fitzner, economista jefe de la ONS, ese descenso se debe, en parte, a las caídas registradas en el coste de las cosas, como las estancias hoteleras o los viajes en avión, que pueden ser bastante volátiles.
Por su parte, el llamado IPC subyacente (que excluye el impacto de los elementos considerados más volátiles, como la energía, los alimentos, el alcohol o el tabaco) fue de un 6.2 % en agosto, por debajo del 6.9 % de julio.
Tras conocerse el dato, el ministro británico de Economía, Jeremy Hunt, consideró que «las noticias de hoy muestran que el plan para gestionar la inflación está funcionando».
No obstante, ese titular admitió que «continúa estando muy elevada, por lo que es más importante que nos atengamos a nuestro plan para rebajarla, y poder suavizar las presiones sobre las familias y los negocios».
Los analistas prevén que mañana el Banco de Inglaterra anuncie una nueva subida de los tipos de interés, situados en el 5.25 %, su nivel más alto en 15 años.