La noche siguiente, la Fundación Bill y Melinda Gates anunció que Carter y su esposa, Rosalynn Carter, eran los ganadores del premio que otorga esa institución por logros de toda una vida; Alexander recibió el premio en su representación. El Museo y Biblioteca Presidencial Jimmy Carter realizará una ceremonia de toma de juramento por naturalización con nuevos ciudadanos estadounidenses el día de su cumpleaños. David Osborne, conocido como el “pianista de los presidentes”, se presentará en la iglesia bautista Maranatha de Jimmy Carter.
Carter no sufría ningún malestar particular que lo llevara a buscar cuidados paliativos en febrero, según algunas personas cercanas a él, pero estaba cansado de ir y venir del hospital y prefería pasar sus últimos días en casa con su esposa. Según su definición, los cuidados paliativos se ofrecen a pacientes con enfermedades terminales cuando la prioridad ya no es darles más tratamiento, sino reducir el dolor y la incomodidad que surgen al aproximarse el fin de su vida. Están dirigidos a pacientes que no se esperan sobrevivan más de seis meses.
Quizás no debería haber sorprendido a nadie que Carter ignorara ese plazo. Ha desafiado a la muerte más tiempo que todos los demás hombres que han ocupado el Despacho Oval. En 2015, venció al cáncer que se había propagado a su cerebro. En 2019, se recuperó de varias caídas, incluida una que le rompió la cadera. “Se ha enfrentado en varias ocasiones a situaciones que creía eran el fin”, dijo Jason Carter.
En la actualidad, pasan sus días en el hogar en que ha vivido con Rosalynn Carter desde 1961, una casa de un piso con dos dormitorios tan sencilla que The Washington Post alguna vez calculó que Valía menos que los vehículos del Servicio Secreto estacionados al frente.. Sus hijos y nietos se turnan para visitarlos y tiene un equipo de cuidadores, pero no ha visto a ningún médico en más de seis meses. El presidente Joe Biden llama de vez en cuando para saber cómo está.
“Vive día a día”, dijo Kim Fuller, su sobrina. Los hijos algunas veces leen las noticias y ve los juegos de los Bravos por televisión. “Le gritan al televisor y hacen todo lo que cualquiera hace normalmente cuando ve el béisbol”, dijo Fuller.