¿Sabías que muchas canciones que asocias instantáneamente con México fueron escritas por un solo hombre? José Alfredo Jiménez, uno de los compositores más prolíficos y queridos de la historia de México, es el cerebro detrás de innumerables clásicos rancheros y mariachis. A lo largo de su prolífica carrera, compuso más de 300 canciones y apareció en varias películas.
Jiménez es conocido como “El Rey”, por el título de una de sus canciones más icónicas. Este himno épico ha ayudado a innumerables mexicanos a levantarse con orgullo sin remordimientos cuando la vida los derribó. En “El Rey”, Jiménez proclama audazmente: “Con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley. No tengo trono ni reina ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey”: Con dinero o sin dinero siempre hago lo que quiero, y mi palabra es la ley. No tengo trono ni reina ni nadie que me entienda, pero sigo siendo el rey.
La forma machista de dejarse ir
Si alguna vez necesitas ayuda para superar un romance fallido, pídele al mariachi que toque “Te Solté la Rienda”. “Como al caballo blanco”, comienza el primer verso, “le solté la rienda, a ti también te suelto y te me vas ahorita”. De la misma manera que solté las riendas del caballo blanco, te dejo ir y debes irte de inmediato.
Luego continúa diciendo: “Y cuando al fin comprendas que el amor bonito lo tenías conmigo, vas a extrañar los besos… y has de querer mirarte en mis ojos tristes que quisiste tanto”. Y cuando por fin entiendas que tuviste un hermoso amor conmigo, extrañarás los besos… y querrás mirar mis ojos tristes que tanto amaste.
Aumentando el drama
En la tremendamente melodramática y culpable “Pa’ Todo el Año”, canta: “Si te cuentan que me vieron muy borracho, orgullosamente diles que es por ti / De hoy en adelante, ya el amor no me interesa. Cantaré por todo el mundo mi dolor y mi tristeza porque sé que de este golpe ya no voy a levantarme”: Si te dicen que me vieron muy borracho, di con orgullo que es por ti. De ahora en adelante no me interesa el amor / Cantaré sobre mi dolor y mi pena por todo el mundo porque nunca me recuperaré de este golpe.
El ascenso del ícono charro
La música de Jiménez está íntimamente relacionada con los acontecimientos que rodearon su vida. Nacido en 1926 en Dolores Hidalgo, Guanajuatocreció en un país que trabajaba para reconstruir su identidad después de la Revolución. La figura del charro, un granjero que llevaba un sombrero de ala ancha y un traje ajustado, se convirtió en un símbolo unificador clave en el México posrevolucionario. Jiménez, famoso por actuar vestido de charro, jugó un papel importante en el fortalecimiento de esta figura como un ícono nacional, que representa la valentía, la autosuficiencia y el orgullo de la población rural.
Sin embargo, los antecedentes de José Alfredo estaban lejos de ser rurales. La casa donde nació, hoy museo, revela que provenía de una familia de clase media alta. Su padre fue la primera persona en abrir una farmacia en Dolores Hidalgo, pero su muerte en 1936 destrozó el cómodo estilo de vida de la familia.
Luego del fallecimiento de su padre, a la edad de 11 años, José Alfredo se mudó a la Ciudad de México para vivir con su tía y ganarse la vida. Allí comenzó a componer sus primeras canciones, silbando las melodías, ya que nunca tuvo ninguna educación musical formal. Abandonó la secundaria y formó un trío que tocaba en bares por unos pesos.
La vida de Jiménez dio un giro significativo a finales de la década de 1940 cuando un músico establecido descubrió su talento. En unos pocos años, su voz se escuchó en la radio de todo el país y rápidamente se convirtió en uno de los cantantes y compositores más célebres de México.
Un monumento a una leyenda en su lugar de descanso final
Jiménez era famoso por un gran bebedor y la vida nocturna impulsó su creatividad. Mientras estaba borracho, tomaba cualquier papel que tuviera cerca y comenzaba a escribir letras con notable facilidad. Desafortunadamente, años de abuso de alcohol lo llevaron a cirrosis hepática y, en 1973, falleció en un hospital de la Ciudad de México a la edad de 47 años. A pesar de su muerte prematura, su música continúa resonando entre generaciones cinco décadas después.
Puedes visitar su lugar de descanso final en el cementerio municipal de Dolores Hidalgo. Su tumba es una obra maestra artística, con un colorido sombrero de charro y un mosaico de sarape. En la base está escrito: “La vida no vale nada. Siempre comienza con lágrimas y termina con lágrimas. Allí, un poco más allá del cerro, se puede ver Dolores Hidalgo. Allí me quedo, paisano, allí está mi pueblo querido”.
Su mausoleo es el único del cementerio que mira hacia el oeste, un homenaje a su canción “La media vuelta”, donde canta: “Si encuentras un amor que te comprende y sientes que te quiere más que nadie, entonces yo daré la media vuelta”. y me iré con el sol, cuando muera la tarde”: Si encuentras un amor que te comprende, y sientes que te quiere más que a nadie, entonces me daré la vuelta y me iré con el sol cuando muera la tarde.
El legado de José Alfredo Jiménez es un tesoro nacional. Sus canciones dan voz a nuestras emociones y al orgullo que nos mantiene unidos. Para muchos mexicanos, su música es una forma de terapia favorita. Él proporciona un espacio seguro para que podamos sentir nuestros sentimientos y saber que no estamos solos. En un sentido muy real, José Alfredo Jiménez nos entiende a todos.
Sandra Gancz Kahan es una escritora y traductora mexicana radicada en San Miguel de Allende que se especializa en salud mental y ayuda humanitaria. Ella cree en el poder del lenguaje para fomentar la compasión y la comprensión entre culturas. Se puede contactar con ella en: [email protected]