Con su proyecto Larkin Poe, las hermanas Rebecca y Megan Lovell ya han sido galardonadas con el Grammy a Mejor Álbum Blues Contemporáneo, por su álbum Blood Harmony, pero ahora que están por estrenar su nuevo disco Bloom, lejos de sentirse presionadas sobre si este logrará también ser elogiado o no, las hermanas se concentran en fluir, filosofía que las ha llevado precisamente a florecer.
Es tan fácil caer en la presión y creo que eso es algo con lo que todos nos podemos relacionar, ese modo de vida de tener expectativas muy altas de las cosas que deberíamos tener y alcanzar, y es interesante como incluso teniendo un Grammy con nuestro disco pasado hay muchas personas que nos han dicho: ‘Entonces Bloom debe ganar uno también’.
Es muy interesante cómo culturalmente alrededor del mundo todos tenemos siempre estas expectativas y deben ser cada vez más y más grandes, y es como: ‘ya ganaste en el pasado así que debes ganar otra vez’, que está bien porque creo que es importante tener metas que alcanzar en la vida, pero creo que quitarle presión es clave para poder vivir el momento y decir: ‘Claro que ganamos un Grammy, y es genial, y si ganamos otros, también lo será, pero sabemos que no necesitamos uno para considerarnos exitosas’”, destacó Rebecca en entrevista con Excélsior.
Las hermanas aseguran que este disco y sus canciones sirvieron como mantra para que se replantearan sobre qué pensamientos quieren que guíen sus vidas, siendo el amor propio el más importante de todos, por lo que cuando les planteamos qué necesitaron para florecer, la dupla nos responde que, además de unas buenas horas de sueño, fue el enfocarse únicamente en ellas y en trabajar en algo que se sintiera único y honesto para sí mismas, dando como resultado este material que germinó prácticamente solito.
Para florecer hemos tenido que aprender continuamente que bajar el volumen de las autocríticas es clave, y creo que también pasar menos tiempo en redes preocupadas por lo que la gente piense o no, o espere o no de ti, y el estar dispuesto a hacerlo todo a tu manera, y de verdad mirar adentro para descubrir lo que siente bien para tu propia experiencia. Eso es mucho más importante que estar pensado en crear arte por crear o hacer un trabajo que haga a todos felices menos a ti.
Creo que ninguna de las dos lo teníamos tan claro y ahora que estamos en nuestros 30 creo que podemos entender más claro que nunca que la vida es un viaje continuo en el que lo único constante es el cambio, porque entre más creces más piensas: ‘Dios debería ya tener todo bajo control’ pero en realidad no lo hay y la clave es el seguir evolucionando y cambiando, entonces creo que todo se resume a estar dispuesto a fluir con la marea y los golpes, y eso es lo que resume este disco, y el cantar estas canciones es para recordarnos eso a diario”, explicó la cantante emocionada.
La transición y su proceso creativo incluso sirvió para que su relación como hermanas y colegas también creciera.
No hay nadie que me entienda mejor que Rebecca, que es un arma de doble filo y creo que en el pasado ese miedo se interponía entre las dos y nos impedía mostrarnos vulnerables y escribir de la manera que lo necesitábamos para hacer canciones, porque aunque siempre hemos sido muy cercanas, es un nivel distinto el que debes tener para escribir música, porque debes ser vulnerable, pero también muy segura para dar ideas sin preocuparte por verte tonta, que es muy difícil, pero ahora hubo una barrera que hicimos a un lado o derrumbamos en esto, donde pudimos estar ahí de maneras distintas para escribir y fue realmente especial”, celebró Megan.
cva