Por Jack Nicas
Javier Milei, un candidato libertario de extrema derecha, podría ser el próximo presidente de Argentina. Él le da crédito a sus “hijitos de cuatro patas” clonados.
Después de alcanzar un sorprendente primer lugar en las elecciones primarias presidenciales de Argentina en agosto, Javier Milei tomó un micrófono frente a una ruidosa multitud y le agradeció a Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas.
TE PUEDE INTERESAR: WSJ reporta que están creciendo retrasos que afectan a los viajeros
“Y se imaginarán a quienes también”, dijo. “¡A mis hijitos de cuatro patas!”.
Milei, un libertario de extrema derecha que es el favorito en las elecciones presidenciales de Argentina del domingo, no se mudaría a la Casa Rosada —la residencia presidencial del país— con pareja e hijos, sino con cinco mastines a los que desde hace tiempo considera como sus hijos.
Habla, por supuesto, en sentido figurado. Técnicamente hablando, esos cinco perros no son descendientes tradicionales de ningún animal. Son copias genéticas de un perro que tuvo Milei, que también se llamaba Conan, y fueron creados en un laboratorio ubicado al norte del estado de Nueva York.
Los cinco perros clonados se han convertido en objeto de fascinación en las elecciones presidenciales de Argentina, que durante meses han girado en torno al ascenso de Milei, su excéntrica personalidad y sus radicales propuestas económicas —como eliminar el banco central de Argentina y sustituir su moneda por el dólar estadounidense— para salvar el país de 46 millones de habitantes de una de sus peores crisis financieras en décadas.
Milei ha hecho de su perro original, Conan, llamado así por la películaConan el Bárbaro, un personaje central de su narrativa personal, al decir que le salvó la vida y pasó una decena de Navidades solo con él cuando se sintió abandonado por otras personas.
Ha convertido a los perros clonados en símbolos de sus ideales libertarios, al bautizar a cuatro de ellos con el nombre de tres economistas conservadores estadounidenses: Murray Rothbard, Milton Friedman y Robert Lucas.
Y en sus mítines ha sostenido cuadros de sus perros, que reparte entre la multitud antes de tomar una motosierra estruendosa, su metáfora predilecta de los profundos recortes que quiere asestar al gobierno argentino.
Milei también ha señalado que la clonación podría tener cabida en su gobierno. El mes pasado dijo que, si ganaba las elecciones, nombraría presidente de un influyente consejo científico nacional a un científico argentino que ha dedicado su carrera a la clonación de animales.
“Es considerado el clonador nacional”, dijo Milei sobre el científico, Daniel Salamone. “Es el futuro”. Las creencias científicas de Milei, incluida la negación del papel de los humanos en el cambio climático, han preocupado a los investigadores.
Aunque Milei es el favorito, es posible que no logre los votos necesarios para evitar una segunda vuelta en noviembre.
Los perros clonados de Milei son una ventana abierta a su insólita candidatura, y un ejemplo de una tendencia creciente entre adinerados propietarios de mascotas que está planteando delicadas cuestiones éticas.
Un grupo de empresas de Estados Unidos, China y Corea del Sur han clonado cientos de perros desde la primera clonación canina en 2005. Barbra Streisand es dueña de dos clones de su Coton de Tulear, mientras que Barry Diller y Diane von Furstenberg tienen tres clones de su Jack Russell terrier.
Para clonar a sus perros, Milei contrató a PerPETuate, una empresa dirigida por Ron Gillespie, de 75 años, que empezó en el mundo de la inseminación de ganado y ahora dirige una empresa de “preservación genética” desde Hawái.
Gillespie dijo que recibió un correo electrónico de Milei en 2014, diciendo que estaba interesado en clonar a Conan. “Dijo que este perro era su vida”, dijo Gillespie.
Por 1200 dólares, Milei envió una muestra de tejido de Conan a los socios comerciales de Gillespie, científicos del Instituto Politécnico de Worcester, en Worcester, Massachusetts, que usaron ese tejido para cultivar células llenas del ADN de Conan y luego congelarlas criogénicamente. (Algunas células permanecen congeladas en Worcester).
En 2018, tras la muerte de Conan, Milei volvió a llamarlo. Estaba dispuesto a pagar los 50.000 dólares del procedimiento que le garantizaría, al menos, un clon.
La clonación de un perro normalmente requiere más de 100 óvulos —o el equivalente a un año de producción de óvulos de cinco a 10 perras— que se extraen quirúrgicamente de donantes, dijo Gillespie.
La tecnología de clonación de perros es prácticamente la misma desde que la oveja Dolly se convirtió en el primer mamífero clonado en 1997. Los científicos extraen el núcleo de cada óvulo donado, limpiándolos de todo su ADN. En esos óvulos vacíos, los científicos insertan las células llenas de ADN del animal que se va a clonar.
“Luego estimulamos el óvulo con un golpe de electricidad, que forma un embrión unicelular que empieza a multiplicarse inmediatamente”, explica Gillespie.
Entre 10 y 15 de esos embriones —basados totalmente en el ADN del perro clonado— se implantan en el útero de una perra que será la madre subrogada.
Algunos especialistas en bioética y grupos de defensa de los animales cuestionan la ética de la clonación de mascotas, tanto por el uso de animales para donar óvulos y gestar fetos clonados, como por el hecho de que ya hay millones de mascotas no deseadas.
Jessica Pierce, bioeticista que estudia la relación entre humanos y perros, ha dicho que la clonación contribuye a la creación de “una subclase canina” que a veces experimenta vidas difíciles para producir clones. “No creo que sea demasiado fuerte calificar lo que hacemos con los perros reproductores como una forma de encarcelamiento”, afirma.
c. 2023 The New York Times Company