Dubái- Los dirigentes de las naciones en vías de desarrollo dieron inicio el sábado al segundo día de la cumbre climática de la ONU, presionando a los países industrializados ricos para que compartan sus conocimientos en la lucha contra el calentamiento global y alivien la carga financiera que ellos enfrentan, al tiempo que pregonaron sus propios recursos naturales que absorben el carbono del aire que atrapa el calor.
La 28va edición de la Conferencia de las Partes de Naciones Unidas, o COP28, celebrada en los Emiratos Árabes Unidos, contó con la presencia de 150 presidentes, primeros ministros, miembros de la realeza y otros dirigentes que presentaron sus planes para disminuir las emisiones que atrapan el calor y, en su mayoría, buscan la unidad con otras naciones para evitar una catástrofe climática que pareció acercarse más que nunca en 2023.
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Inyectando una autoridad moral a las discusiones, el papa Francisco dijo que “la devastación de la creación es una ofensa a Dios” en una carta que fue leída en su nombre debido a que tuvo que cancelar sus planes de asistir a la cumbre a causa de una inflamación pulmonar.
En la carta leída por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, Francisco señaló que casi todo el mundo “necesitado” es “responsable de apenas el 10% de las emisiones contaminantes, mientras que la distancia entre los pocos acomodados y los muchos desfavorecidos nunca ha sido tan profunda”.
“Los más pobres son los últimos en emitir gases de efecto invernadero y, sin embargo, son los primeros en sufrir. Pensemos en las poblaciones indígenas, en la deforestación, en el drama del hambre, en la inseguridad hídrica y alimentaria, y en los consiguientes flujos migratorios”, señala la misiva del pontífice.
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Los dirigentes africanos señalaron que las selvas tropicales de su continente ayudan a absorber el exceso de dióxido de carbono en el aire y que sus países han emitido una pequeña fracción de las emisiones que atrapan el calor en comparación con los países más ricos.
Teodoro Obiang Nguema Mbasogo de Guinea Ecuatorial, uno de los principales productores de petróleo de la África subsahariana, reprochó a los países desarrollados que no hayan cumplido sus promesas de financiación de la acción por el clima ni sus propios objetivos de reducción de las emisiones de sus industrias.
“África es una de las regiones del mundo que secuestra la mayor cantidad de carbono y emite oxígeno”, señaló.
El presidente José Ramos Horta de Timor Oriental, ubicado junto a Indonesia y al norte de Australia, arremetió contra los “préstamos tiburón” de las instituciones multilaterales de crédito, afirmando que los países en desarrollo no pueden recuperarse de la pesada carga de la deuda, que aplasta su capacidad para invertir dinero en la lucha contra el cambio climático y crecer económicamente.
Luego de que el presidente estadounidense Joe Biden decidió quedarse en casa, Kamala Harris se convirtió en la primera vicepresidenta en encabezar una delegación de Estados Unidos desde que lo hizo Al Gore, quien ahora es un importante activista climático, en la COP3 celebrada en 1997.
Harris dijo que Estados Unidos se compromete a aportar 3.000 millones de dólares al Fondo Verde del Clima, que ayuda a los países en vías de desarrollo a acceder a capital para invertir en energías limpias y “soluciones basadas en la naturaleza”, y advirtió de que el mundo se enfrenta a un “momento crucial” en la lucha contra el calentamiento global.
“Nuestra acción colectiva, o peor aún, nuestra inacción, hoy, afectará a miles de millones de personas durante las próximas décadas”, dijo en un breve discurso, que duró mucho menos del tiempo asignado. “Por mucho que hayamos conseguido, aún queda mucho trabajo por hacer, y no será posible seguir avanzando sin luchar”.
Más tarde, en comentarios con grupos de mandatarios más pequeños, Harris tenía previsto anunciar que Estados Unidos planea unirse a 90 países en el compromiso de duplicar la eficiencia energética y triplicar la capacidad de energía renovable para 2030, un objetivo que, según ella, Estados Unidos va camino de alcanzar con estas últimas inversiones, de acuerdo con funcionarios estadounidenses.
Mientras Harris se dirigía a la sede de Dubái, el enviado de Estados Unidos para el clima, John Kerry, y el presidente francés, Emmanuel Macron, abogaron por el desarrollo de la energía nuclear, que no produce emisiones de gases de efecto invernadero, aunque también plantea problemas de seguridad y residuos.
En total, un grupo de más de 20 países abogó por triplicar la energía nuclear generada en el mundo de aquí a 2050.
“Quiero reiterar aquí el hecho de que la energía nuclear es una energía limpia y debe repetirse”, dijo Macron, cuyo país obtiene alrededor de dos tercios de su electricidad de la energía nuclear, la mayor parte de cualquier país industrializado, y exporta parte de ella a los vecinos de Francia. “La energía nuclear ha vuelto”.
Una declaración emitida en el evento no especificó cuánto dinero debería reservarse, pero instó al Banco Mundial y a otros a “alentar” la ampliación de los préstamos para proyectos nucleares.
Por Jamey Keaten y Seth Borenstein, The Associated Press.