Moody’s proyecta que luego de un crecimiento de 3.5 por ciento el año pasado, el país avance 2.3 por ciento en 2024, por encima de la tendencia que tenía antes de la pandemia y por encima que el resto de las principales economías de América Latina. “México seguirá beneficiándose del nearshoring de las cadenas de suministro, y las perspectivas de inversión podrían verse afectadas por preocupaciones en torno a las capacidades de infraestructura en general y las del sector energético en particular”, explicó.
La firma de riesgo despejó que la perspectiva crediticia para 2024 en América Latina es estable, a pesar de los elevados costos de la deuda, las tasas de crecimiento moderadas y un entorno externo debilitado. Esto se equilibra con la disminución de los riesgos políticos. Se espera que el crecimiento promedio del PIB en la región se mantenga estable en alrededor del 2.5 por ciento en 2024, lo que limitará a su vez el avance de los ingresos y las opciones fiscales, reportó.
“El crecimiento regional se verá presionado por la desaceleración económica en Estados Unidos y China, y por el ajuste de las condiciones financieras globales. Todavía hay presiones políticas, pero disminuirán un poco en relación con 2023 (…) La falta de reformas fiscales, la rigidez del gasto y el modesto crecimiento de los ingresos limitarán las perspectivas de mejora de las cuentas públicas”, comentó en un informa a inversionistas.
La firma de riesgo advirtió que pese a que se estima un recorte de tasas este año, los altos costos de endeudamiento soberano persistirán en América Latina y el Caribe, lo que afectará la asequibilidad de la deuda y exacerbará las restricciones en el balance público. “Las limitaciones para mejorar las cuentas gubernamentales incluyen la falta de reformas fiscales, la rigidez del gasto y un crecimiento modesto de los ingresos, con gran parte de estos dedicados al gasto obligatorio”, ahondó.
Moody’s enfatizó que ese incremento en el pago de intereses por las obligaciones de los gobiernos han restringido la flexibilidad fiscal, “lo que dificultará las respuestas de los responsables políticos frente a crisis económicas y financieras, y las demandas por el aumento del gasto social. Si bien el aumento de la deuda provocado por la pandemia se ha revertido parcialmente, y la fuerte recuperación pospandémica en 2021-2022 fortaleció los ingresos públicos, gran parte del incremento de los ingresos se destinó a pagar intereses más altos”.