El día de ayer Javier Milei fue elegido como el nuevo presidente de Argentina, con una votación cercana al 55%.
Sin embargo, la percepción que se tiene sobre su ideología política y sus propuestas es muy controversial, ya que para sus opositores y muchos medios es relacionado con la ultraderecha, y asimismo para sus seguidores y para él sus posturas políticas son libertarias.
TE PUEDE INTERESAR: El anarcocapitalismo, la ideología que propone para gobernar Javier Milei en Argentina
LIBERTARISMO
“Yo soy un liberal libertario. Filosóficamente, soy un anarquista de mercado”.
Así se definió en 2021 el entonces diputado Javier Milei, ahora presidente electo de Argentina, al imponerse el domingo 19 de noviembre en la segunda vuelta electoral al ministro de Economía, Sergio Massa, por un cómodo margen.
También dejó plasmada esta posición en “El camino del libertario” (enero de 2022), una recopilación de textos y discursos suyos donde explica el camino que lo llevó a percibir y calibrar el descontento de la sociedad con lo que él llama la casta política.
El libertarismo es una corriente filosófica dentro de la política que coloca a “la libertad individual como el valor político supremo”, escribió David Boaz, exvicepresidente del Instituto CATO, una fundación estadounidense que precisamente persigue impulsar esta tendencia.
“Un libertario admite que se puede obligar justificadamente a las personas a hacer ciertas cosas, la más obvia abstenerse de infringir la libertad de los demás. Sin embargo, un libertario considera inaceptable que se pueda obligar a nadie a servir a otros, ni siquiera si es por su propio bien”, se explica en la Enciclopedia Filosófica de la Universidad de Stanford.
Esta corriente tiene sus raíces históricas en el movimiento de la Ilustración, que se inició a mediados del siglo XVIII y se extendió hasta los primeros años del siglo XIX en Europa.
Fue en esta época cuando pensadores como el francés Montesquieu, el inglés John Locke o el escocés Adam Smith comenzaron a desarrollar teorías e ideas que cuestionaban la ancestral -y entonces dominante- creencia de que un grupo de personas pudiera imponer sus deseos sobre otras personas, por herencia o por motivos religiosos.
Pero como si cuestionar el rol de los monarcas y del clero no fuera suficiente, esta corriente también ha perseguido limitar los poderes de los gobiernos democráticos y representativos.
“Los libertarios creen que el respeto por la libertad individual es el requisito central de la justicia. Creen que las relaciones humanas deben basarse en el consentimiento mutuo. Los libertarios abogan por una sociedad libre, de cooperación, tolerancia y respeto mutuo”, afirmó el filósofo estadounidense Jason Brennan, en un artículo para la Escuela Austriaca de Economía e Ideas de Libertad.
Lo anterior deja en claro que este movimiento recela del Estado, por considerarlo invasivo e innecesario. Y sostienen que “algunas formas de orden en la sociedad surgen de forma natural y espontánea, sin dirección central”, se explica en la Enciclopedia Británica.
Por esta razón, los libertarios terminaron separándose de los liberales, quienes asumieron que es necesaria una estructura (gobierno, leyes, etc.) que permita dirimir los conflictos y también que ayude a solventar las diferencias entre las personas.
“Yo considero al Estado como un enemigo; los impuestos son una rémora de la esclavitud. El liberalismo fue creado para liberar a las personas de la opresión de los monarcas; en este caso sería del Estado”, ha declarado Milei, con lo que el argentino sí parece estar en sintonía con estos postulados básicos del libertarismo.
Por promover el libre mercado, defender la propiedad privada y un Estado pequeño y limitado a ciertas funciones, los libertarios han sido ubicados a la derecha en el espectro político.
Sin embargo, otros elementos claves de su ideario han terminado siendo asumidos por fuerzas de la izquierda, y entre ellos destacan la defensa de la libertad individual, en especial en lo relacionado con temas sexuales o de consumo de drogas; y su pacifismo.
Sin embargo, algunos expertos afirman que los libertarios no aceptan la separación política entre doctrinas de izquierda y derecha.
Los libertarios definen el alcance adecuado de la libertad individual en términos de la noción de propiedad en la propia persona, o autopropiedad, lo que implica que cada individuo tiene derecho al control exclusivo de sus elecciones, de sus acciones y de su cuerpo.