Por Simon Romero y Emiliano Rodríguez Mega
Pocos lugares en América se verán tan sacudidos por una nueva presidencia de Trump como México, la nación de casi 130 millones de habitantes que el presidente electo convirtió en blanco de numerosas amenazas durante su campaña.
Ahora que Donald Trump se prepara para regresar a la Casa Blanca, México se encuentra de nuevo en el centro de sus agresivas posturas sobre comercio, inmigración y narcotráfico.
A pesar de un fuerte descenso de los cruces fronterizos este año después de que México se convirtiera en un ejecutor de las restricciones migratorias del gobierno de Joe Biden, las promesas de campaña de Trump sugieren un camino complejo y polémico por delante.
Promete aranceles elevados, acuerdos comerciales renegociados e incluso una intervención militar contra los cárteles. La forma en que los líderes mexicanos, bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum, se desenvuelvan en este panorama será fundamental y podría marcar la pauta de la diplomacia norteamericana en los próximos años.
A continuación, cuatro cosas que hay que saber sobre cómo un Trump recién elegido podría remodelar las relaciones de Estados Unidos con México.
1. Trump ha prometido reforzar la seguridad fronteriza y deportar a millones de inmigrantes indocumentados
Al igual que su predecesor, Trump tiene grandes planes para rehacer el sistema de inmigración de Estados Unidos. Pero sus visiones no podrían ser más diferentes.
Los cruces ilegales en la frontera están en sus niveles más bajos en más de cuatro años. Aun así, Trump ha dicho que su gobierno contrataría a 10.000 nuevos agentes para patrullar la frontera entre EE. UU. y México y ha propuesto utilizar parte del presupuesto militar para la seguridad fronteriza.
“Ya vimos lo que hace Trump. Lo que ahora está planteando es la versión 3.0 del mismo incremento de presiones sobre México”, dijo Tonatiuh Guillén, exdirector del Instituto Nacional de Migración de México, y agregó que en 2019 las exigencias de Trump llevaron a México a adoptar un enfoque militarizado de la aplicación de la ley.
“México cedió en ese entonces a las presiones, y la pregunta va a ser si México va a volver a ceder” agregó Guillén, “creo que la probabilidad de que lo vuelva a hacer es alta”.
Durante los dos últimos gobiernos de Estados Unidos, México se ha convertido en una extensión de las políticas fronterizas de la Casa Blanca. Se convirtió en el muro, han dicho algunos analistas, que Trump prometió construir durante su primer mandato.
Sin embargo, esta elección podría llevar a Estados Unidos a promulgar nuevas prohibiciones de tránsito y entrada, endureciendo aún más la frontera.
“Muchos inmigrantes no podrían entrar de manera regular, como lo están haciendo ahora, o serían rechazados muy rápidamente desde Estados Unidos a México o a su país de origen”, dijo Ariel Ruiz Soto, analista principal de políticas del Migration Policy Institute en Washington.
Trump también ha prometido llevar a cabo el mayor programa de deportaciones de la historia estadounidense, dirigido a muchos de los 11 millones de inmigrantes indocumentados que se calcula que viven en Estados Unidos.
Los inmigrantes indocumentados proceden sobre todo de México, de donde se calcula provienen unos cuatro millones de personas. Aunque un programa de deportación masiva se enfrentaría a retos legales y logísticos, Raúl Hinojosa, director del Centro de Integración y Desarrollo de América del Norte de la UCLA, dijo que existe una creciente preocupación por el efecto que dichas deportaciones podrían tener en México.
Si los migrantes mexicanos son enviados a casa, gran parte del dinero que envían a México —63 mil millones de dólares en 2023— se desplomaría, agotando a la economía de México de una de sus fuentes más importantes de ingresos, dijo Hinojosa.
México también podría verse presionado, como en el pasado, para aceptar a migrantes venezolanos, nicaragüenses o cubanos, a quienes a veces no pueden deportar a sus países de origen por razones diplomáticas.
El desempleo en México también aumentaría, con muchos de los migrantes deportados habría repentinamente mayor mano de obra en busca de trabajo.
“Vamos a ver deportaciones de gente que es más difícil reinsertar”, dijo Eunice Rendón, coordinadora de Agenda Migrante, una coalición de grupos de defensa de los migrantes.
En conjunto, la economía mexicana podría verse abocada a una fuerte recesión, según un estudio realizado por investigadores de la UCLA, el Petersen Institute for International Economics y la Academia Naval de los Estados Unidos.
2. Trump ha amenazado con aranceles de hasta el 100 por ciento
Trump ha amenazado con imponer aranceles a México, que ha eclipsado a China para convertirse en la mayor fuente de importaciones de Estados Unidos. En uno de sus últimos mítines, prometió imponer de inmediato aranceles del 25 por ciento a todos los productos procedentes de México a menos que el gobierno detenga el flujo de migrantes y drogas hacia Estados Unidos.
Esto podría conmocionar a México, que depende en gran medida del comercio con Estados Unidos. Alrededor del 80 por ciento de sus exportaciones se destinan al mercado estadounidense, según Capital Economics, una empresa de investigación con sede en Londres.
“México parece ahora potencialmente la economía importante más expuesta” a los aranceles de Trump, dijo William Jackson, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics.
Trump también ha amenazado con imponer aranceles del 100 por ciento —o incluso del 200 por ciento— a los vehículos importados de México. Esto podría asestar un duro golpe a una industria que exporta cerca de 90 mil millones de dólares en vehículos terminados a Estados Unidos, lo que representa alrededor del 5 por ciento del PIB de México.
Pero dado lo profundamente conectadas que están las cadenas de producción entre México y Estados Unidos, una medida como esta probablemente perjudicaría también a las empresas y consumidores estadounidenses.
“Trump hace llamar a sí mismo ‘The Tariff Man’”, dijo Pedro Casas, director general de la Cámara Americana de Comercio de México. “Al mismo tiempo, si tú le pones hoy en día 25 por ciento de tarifas a todo lo exportado de México, te revientas un trancazo inflacionario en el mercado estadounidense. O sea, eso no es viable”.
3. Trump ha dicho que usaría la fuerza militar contra los cárteles de la droga de México
Durante su anterior mandato, Trump sugirió disparar misiles a México para acabar con los laboratorios de droga. Otros líderes republicanos han abrazado desde entonces la idea de utilizar la fuerza militar estadounidense contra los cárteles en territorio mexicano, incluso sin el consentimiento de México.
En una entrevista con Fox News en julio, se le preguntó a Trump si estaba dispuesto a utilizar la fuerza militar contra los cárteles de la droga mexicanos. “Absolutamente”, dijo Trump. “México va a tener que enderezarlo muy rápido, o la respuesta es absolutamente”.
Tal medida sería “extremadamente perjudicial” para la relación Estados Unidos-México, dijo Rebecca Bill Chavez, directora del Diálogo Interamericano, un instituto de investigación con sede en Washington. Podría poner en peligro toda la cooperación entre los dos países, dijo, incluidos los lazos comerciales, pero también los esfuerzos para controlar el flujo de migrantes y drogas, como el fentanilo, hacia Estados Unidos.
Las autoridades mexicanas han advertido que no se tolerará la violación de la soberanía del país.
“Somos un país que debe respetarse”, declaró a The New York Times el año pasado Roberto Velasco Álvarez, máximo responsable para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. “No somos colonia ni protectorado de nadie”.
Otros advierten que los ataques militares a los cárteles o los asesinatos selectivos de sus líderes apenas pueden afectar el flujo de drogas hacia Estados Unidos.
Una y otra vez, durante las guerras de la droga que han durado décadas en América Latina, esfuerzos similares abrieron el camino para que nuevos proveedores se introdujeran en el tráfico de drogas, como hicieron los cárteles mexicanos en los años noventa, cuando los cárteles colombianos estaban en declive.
“Quizá se pongan algunas cabezas en un poste, o lo que sea el equivalente en el siglo XXI”, dijo Christopher Fettweis, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Tulane. “En realidad, eso no va a impedir que entre la droga”.
4. El anterior presidente de México tenía una buena relación con Trump. Sheinbaum intentará replicar esto
Sheinbaum ha dicho en repetidas ocasiones que México colaboraría con cualquier líder de EE. UU., incluido Trump. “No hay motivo ninguno de preocupación”, dijo a los periodistas el miércoles por la mañana. “Va a haber buena relación con los Estados Unidos, estoy convencida de ello”.
A principios de esta semana, Trump dijo en un mitin en Raleigh, Carolina del Norte, que le informaría “el día 1 o antes” que si México no detenía un “ataque” de criminales y drogas, impondría aranceles inmediatamente.
Andrés Manuel López Obrador, predecesor y mentor de Sheinbaum, también se enfrentó a los aranceles prometidos por Trump. Disipó esas amenazas desplegando a las fuerzas armadas de México para gestionar el flujo de migrantes. El acuerdo informal entre López Obrador y Trump fue que México gestionaría las cuestiones migratorias, mientras que la Casa Blanca se abstendría de interferir en los asuntos internos de México.
La estrategia funcionó para López Obrador —quien comparte con Trump una personalidad populista— hasta el punto de que se jactó, en varias ocasiones, de cómo había convencido a Trump para que moderara sus decisiones.
No está claro si Sheinbaum tendrá la misma influencia sobre Trump. Pero en su rueda de prensa del martes, pareció enviar un mensaje tanto a demócratas como a republicanos. “A veces no se tiene la suficiente información”, dijo, “del esfuerzo que ha hecho México para disminuir la migración”.
c.2024 The New York Times Company