Al editor:
Re “Ozempic no puede arreglar lo que nuestra cultura ha roto”, por Tressie McMillan Cottom (columna, 15 de octubre):
Por «roto» en el titular, la columna implica que todavía perpetuamos un sesgo cultural contra las personas obesas.
Sí, estigmatizamos a las personas gordas. Estoy gordo. Lo que también está roto, sin embargo, es nuestro hábito de culpar a la sociedad por no aceptarnos, y a las instituciones médicas por no curarnos, antes de que analicemos honestamente nuestras propias decisiones que contribuyen a volvernos insalubres en primer lugar.
Es evidente que la obesidad es una epidemia con factores ambientales, económicos y genéticos complejos. Pero para la mayoría, la actividad física y una alimentación saludable siguen siendo la mejor prevención y remedio de la naturaleza. A diferencia de Ozempic, no son una solución rápida y sexy. Son trabajo.
Quizás comer y hacer actividad saludable sea demasiado simple. Pero considerarnos a nosotros mismos primero como víctimas de sistemas injustos tampoco es la respuesta.