Trabajar la memoria implica enfrentarse a contextos que parecen inclinarse por el olvido, rememorar situaciones, renombrar lo que pretende silenciarse, esforzarse en territorios áridos y poco amigables.
El testimonio se convierte en una herramienta esencial para evitar que ciertas narraciones se desvanezcan en la historia. En el marco del tercer aniversario de Heridas Abiertas, plataforma de periodismo independiente que aboga por la memoria colectiva, el actor Mace Medina y Tania Georgina Galarza han realizado la instalación performativa titulada Contra el olvido: memoria y dignidad, la cual estará disponible al público toda esta semana en La Tinta Cafebrería. “Es una instalación performativa.
Me gusta llamarle, tal vez por mi apego al teatro, una dramaturgia íntima-individual, porque lo que busca es que quien venga a verla tenga una experiencia única y según como lo vaya accionando”, indicó Mace Medina en entrevista. La instalación incluye una serie de instrucciones desplegadas sobre la mesa.
Hay un pequeño monitor portátil a blanco y negro donde se pueden visualizar dos videos de ocho minutos de duración. Ambos están derivados del libro Heridas Abiertas, compilación de textos que buscan retratar y enmarcar la memoria de la ciudad sobre distintos temas que parecen estar en el olvido, especialmente sobre la violencia.
Los textos que pueden escogerse son Edna Xóchitil a 30 años: historia de una familia que dejó huella en la búsqueda de desaparecidos, de Luis Alberto López y Bun Alonso Saldaña, y La noche más larga: las masacres en los bares de Torreón, de Fernando de la Vara.
“Cada uno de los textos tienen intervenciones como tal en los dos libros que están aquí exhibidos y cada texto derivó en un video. Estos videos no se hacen pensando en una reconstrucción de los hechos, no se hacen tratando de generar una réplica de lo sucedido, sino todo lo contrario”.
Medina indica que se busca voltear a ver la memoria, mirar en retrospectiva, no desde los sucesos en sí, sino desde los afectos que permean en el presente. Cuando el espectador logra accionar la instalación, se percata de que la memoria habita en los cuerpos presentes.
“Es sólo hasta que un cuerpo decide evocarla, que la memoria puede venir a nosotros. Y en este caso, los libros están cerrados, ahí, hasta que alguien decide abrirlos. Los videos están ahí pausados, hasta que alguien decida activarlos. Las acciones que te sugerimos, son mera decisión de los cuerpos. Tú sabrás si lo haces o si no lo haces”.
La instalación también integra un croquis de Torreón en su lado derecho. En él es posible situar los puntos donde sucedieron los casos de los textos presentados, pero también se invita al público a dejar una memoria en la obra. “Que tu presencia de haber estado acá, se convierta también en una huella, en una anécdota para la otra persona que viene después de ti”, concluyó.
Hay un pequeño monitor portátil a blanco y negro donde se pueden visualizar dos videos de ocho minutos de duración.