La escuela de su hija cerró después de un tiroteo entre pandillas que competían por el control de las rutas de tráfico de drogas y migrantes en Chicomuselo, Chiapas, contó Yomara una migrante que junto con su familia solicitó asilo en Estados Unidos.
Después, los vendedores del mercado fueron expulsados tras negarse a afiliarse a pandillas y ella temía que reclutaran a la fuerza a su esposo.
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Tras el asesinato de un activista por la paz local, Yomara, su esposo Carlos y su hija Karla decidieron que ya habían tenido suficiente y se dirigieron al norte.
”Era un pueblo tranquilo. Ahorita ya todos están huyendo”, dijo la mujer de 26 años, en Nogales, Arizona.
Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos, durante el último año -con corte en octubre-, unos 180 mil migrantes y solicitantes de asilo mexicanos que viajaban en grupos familiares, cruzaron la frontera, es decir, cuatro veces más que el año anterior.
Los paisanos equivalen a una quinta parte de las 868 mil personas en tránsito de todas las nacionalidades que viajan en familia.
La agencia Reuters obtuvo datos de una encuesta de la Iniciativa Kino para la Frontera, un gran refugio y centro de recursos para inmigrantes en Nogales, Sonora, y entrevistó a 21 familias de inmigrantes en Texas y Arizona que identificaron la violencia -y no los factores económicos- como el principal factor de su decisión de salir de México.
Alrededor del 88 por ciento de los mexicanos que pasaron por Kino este año dijeron que buscaban escapar de la violencia, según las 6 mil 700 entrevistas que hizo el centro.
En 2017, el 87 por ciento reportó que migraban por razones económicas.
En las últimas dos décadas, los tribunales de inmigración han negado el 85 por ciento de las solicitudes de asilo de mexicanos, según un análisis de la Universidad de Syracuse, es la tasa de rechazo más alta de entre 19 nacionalidades.
“Es rarísimo el mexicano que obtiene asilo argumentando que viene huyendo de la violencia del crimen organizado”, dijo Víctor Clark, experto del Centro Binacional de Derechos Humanos en Tijuana.